Las tinieblas de afuera

Domingo, 3 de mayo de 2015

Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

Últimamente he recibido varias preguntas pidiéndome que aclare el término “Las tinieblas de afuera”, entonces les presento una actualización expandida de un estudio que hice sobre este tema hace unos años. Las tinieblas de afuera se mencionan cuatro veces en el Nuevo Testamento, tres de ellas con las mismas palabras y la cuarta por implicación, y siempre por el mismo Jesús. Este término no se utiliza en ninguna otra parte, ni en el Antiguo Testamento ni en el Nuevo por ninguno de los demás escritores. Aquellas personas que han preguntado quieren saber si existe otro nombre para el lugar del castigo eterno, o si ese es algún lugar diferente. Y también quieren saber quiénes van allí.

El problema que he encontrado al investigar este asunto es que no existe un criterio general entre los eruditos en cuanto a lo que quiere decir este término, o para quién está dirigido. Mientras que la mayoría de los expertos dicen que es para las personas no creyentes en Jesús, algunos de ellos actualmente enseñan que es un lugar a donde las personas creyentes en Jesús, las cuales no se han santificado apropiadamente a sí mismas, irán después del rapto. Según estos profesores, algunas personas creyentes en Jesús serán llevadas en el rapto porque creyeron que Jesús murió por sus pecados y resucitó de nuevo. Pero en lugar de empezar su vida eterna de bendición en presencia del Señor, pasarán el Milenio, “en las tinieblas de afuera” aprendiendo a vivir una vida santa para que puedan habitar adecuadamente en la presencia del Señor durante la eternidad. Afortunadamente, no existe ni un pelo de evidencia bíblica que respalde ese punto de vista. Al contrario, al momento del rapto todas las personas creyentes en Jesús serán perfeccionadas y conformadas a la imagen del Hijo (Romanos 8:29, 1 Juan 3:2), habiéndose convertido de hecho en lo que ya somos por fe (2 Corintios 5:17).

Tampoco existe ningún criterio general en cuanto a si es un lugar físico o un estado del ser. La frase “las tinieblas de afuera” literalmente significa, “afuera, en donde no hay ninguna luz”. Pero la palabra griega para tinieblas se puede usar también metafóricamente para definir la ignorancia espiritual o ceguera. Una frase que la acompaña las describe como un lugar de llanto y crujir de dientes, lo cual denota angustia extrema y desesperación máxima. Y también existe el sentido en el cual la ignorancia o ceguera espiritual se puede aplicar. Ya sea que ustedes piensen que es un estado mental o un lugar físico, las tinieblas de afuera definitivamente no son un bonito lugar para estar.

Por muchas generaciones se creyó simplemente que era otro nombre para el infierno. Pero el infierno, o más exactamente, el Hades, no es un destino permanente. Es un lugar temporal que será lanzado al lago de fuego al final del Milenio (Apocalipsis 20:14). Lo que yo leí acerca de las tinieblas de afuera me lleva a creer que es un estado permanente.

Entonces veamos de nuevo las cuatro veces en las que este término aparece en la Biblia para saber si podemos contestar algunas de las persistentes preguntas sobre las tinieblas de afuera.

Mateo 8:5-12

La primera vez que Jesús mencionó las tinieblas de afuera fue en Mateo 8:12 al terminar su encuentro con el centurión romano.

Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.

Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.

Respondió el centurión: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.

Al oírlo Jesús, se asombró, y les dijo a los que le seguían: De cierto les digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y les digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; pero los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 8:5-12)

En esta referencia a las tinieblas de afuera, Jesús le estaba hablando claramente a Israel y también estaba hablando sobre Israel. Él criticaba a los judíos por haber permitido que un soldado romano gentil demostrara una fe más firme en Él que la que ellos tenían. Él dijo que su falta de fe daría como resultado que la gente de todo el mundo (los gentiles) heredara el Reino, mientras que los judíos, quienes eran los súbditos prometidos del Reino, serían echados a las tinieblas de afuera, un lugar de lloro y de crujir de dientes.

Israel era entonces (y lo volverá a ser) el Reino de Dios en la Tierra. El Señor les repitió Su advertencia en Mateo 21:43 cuando dijo, “Por tanto les digo, que el reino de Dios será quitado de ustedes, y será dado a gente que produzca los frutos de él”. Es obvio que el Señor creía que ellos eran los súbditos del Reino si no ¿por qué los amenazaba con quitárselos?

De esta manera, en Su primera mención de las tinieblas de afuera el Señor le advirtió al pueblo judío de Su tiempo que al final de la Era, los creyentes gentiles, como el centurión, se unirían a los patriarcas judíos en la Fiesta que inauguraba la Era del Reino mientras que ellos mismos estarían sentados afuera en las tinieblas por haber fracasado en reconocerlo como su Mesías.

Mateo 22:1-14

La siguiente vez que Él las mencionó fue en Mateo 22:13 como parte de Su parábola del Banquete de Bodas.

Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, y les dijo: El reino de los cielos es semejante a un rey que le hizo una fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; pero éstos no quisieron venir.

Volvió a enviar otros siervos, diciéndoles: Díganles a los convidados: Miren, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; vengan a las bodas.

Pero ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.

Entonces les dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; pero los que fueron convidados no eran dignos. Vayan, pues, a las salidas de los caminos, y llamen a las bodas a cuantos hallen. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas se llenaron de convidados.

Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Pero él enmudeció.

Entonces el rey dijo a los que servían: Átenlo de pies y manos, y échenlo en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Porque muchos son los llamados, y pocos los escogidos” (Mateo 22:1-14)

Aquí debemos recordar tres cosas. Primero, a la novia no se le menciona en esta parábola. Segundo, una novia no se considera como un invitado de último momento y nunca podría ser echada de su propia boda. Y tercero, el banquete es después de la boda, por eso es que dentro del contexto de la parábola, la boda ya se ha efectuado.

Para poder aceptar el punto de vista de que esta parábola es acerca de la Iglesia ustedes tendrían que empezar con la creencia de que solamente algunas personas dentro de la Iglesia se convertirían en la Desposada de Cristo mientras que otras no lo harían. Pero la Biblia en ninguna parte siquiera insinúa eso. Es una conclusión hecha por el ser humano la cual no tiene ningún respaldo bíblico. Si somos salvos estamos dentro de la Iglesia y si estamos dentro de la Iglesia somos la Desposada de Cristo (2 Corintios 11:2).

En las parábolas todo es simbólico de algo más, y la Biblia siempre explica lo que estas significan. Isaías 61:10 explica que las vestiduras de bodas representan la justicia:

En gran manera me gozaré en el SEÑOR, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas”.

Entonces, yo lo veo así. En Apocalipsis 16:15, justo después del juicio de la sexta copa de la ira y mucho tiempo después de que la Iglesia se haya ido, el Señor dijo, “Miren, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.

Él estaba aludiendo al hecho de que la Doctrina de la Seguridad Eterna termina con el Rapto, un hecho que Jesús enseñó en la Parábola de las Diez Vírgenes. Las personas creyentes en Jesús durante la tribulación serán salvas por fe, de la misma manera que todos las demás, pero con la responsabilidad de guardar por sí mismas su salvación, o como lo dijo Juan, guardando sus ropas con ellas. Apocalipsis 14:12 dice que ellas lograrán eso obedeciendo los mandamientos de Dios y permaneciendo fieles a Jesús.

El hombre que fue expulsado del banquete era un invitado de último momento. Él representa a los sobrevivientes de la tribulación los cuales no son parte de la Iglesia. Él intentaba recibir las bendiciones de los invitados a la boda la cual sucede al momento de la Segunda Venida (Apocalipsis 19:9). Pero él o no había permanecido fiel o había perdido su salvación, o nunca había sido salvo. Recuerden que los siervos salieron a invitar tanto a los “buenos” como a los “malos” y no está claro si este hombre tenía vestiduras de boda o las había perdido, o nunca las había tenido en primer lugar. De cualquier forma, el punto es que él se encontraba allí con su propia justicia la cual es insuficiente. Cuando intentó ingresar al banquete fue descubierto y echado afuera.

Entonces, la segunda referencia se aplica a las personas sobrevivientes no creyentes en Jesús durante la Gran Tribulación a quienes se les negará un lugar en el Reino por no tener la justicia que viene por la fe, y entonces serán eliminados echándolos a las tinieblas de afuera.

Mateo 24:45-51

Seguidamente es la Parábola de los Siervos;

¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto les digo que sobre todos sus bienes le pondrá.

Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 24:45-51).

Esta parábola solamente tiene una referencia implícita a las tinieblas de afuera, al llamarlas un lugar para los hipócritas en donde habrá lloro y crujir de dientes (Mateo 24:51). Puesto que la frase “el lloro y el crujir de dientes” acompaña las otras menciones de las tinieblas de afuera, yo creo que la podemos incluir en nuestro estudio. El momento de esta parábola quedó establecido anteriormente en Mateo 24:29-30 lo cual hace que todo lo que sigue sea pertinente a aquellas personas en la Tierra al momento de la Segunda Venida. De hecho todas las parábolas del Discurso del Monte de los Olivos describen el destino de las personas sobrevivientes de la tribulación. Ustedes pueden fácilmente confirmar esto leyendo Mateo 24:36-37; 25:1, & 25:14.

La parábola de los siervos es sobre aquellas personas que han tenido posiciones de liderazgo espiritual durante la Gran Tribulación. En el Reino Milenial, el Señor elevará a lugares de autoridad a los líderes que han mantenido la palabra de Dios a través de un esfuerzo intenso y de la persecución de ese momento, y han enseñado la sana doctrina a los rebaños que se les confiaron. (Recuerden, ninguna persona sobreviviente de la tribulación podrá entrar en la Nueva Jerusalén, sino que morará en la Tierra durante el reinado milenial del Señor.)

Pero por haber abandonado la verdad, los siervos malvados no estarán esperando la venida del Señor, ignorando así el cumplimiento obvio de la profecía que les rodea y ridiculizando a aquellas personas cuya fe como de niños los sustenta. Ellos son de los peores enemigos porque aparentarán ser amigos y hablarán como amigos. Son como las personas que Juan describe como aparentando tener la autoridad del Cordero pero que hablan como un dragón (Apocalipsis 13:11). La palabra griega traducida hipócrita generalmente se utilizaba para describir a un actor o a una persona que pretende algo, alguien que aparenta ser algo que no es. Así que por tercera vez vemos a las tinieblas de afuera como que es un lugar para las personas no creyentes en Jesús. En este caso son aquellas personas que han traicionado la confianza que se les depositó.

Mateo 25:14-30

La última referencia del Señor acerca de las tinieblas de afuera se encuentra en la Parábola de los Talentos

Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.

Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos.

Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.

Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.

Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses.

Quítenle, pues, el talento, y dénselo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil échenlo en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 25:14-30).

Como en las otras parábolas del Discurso del Monte de los Olivos, el momento de esta parábola es después de la 2da Venida, el juicio es en la Tierra, y el hombre que solamente tenía un talento y le fue confiscado demostró un completo desconocimiento de la fe en su señor. Él creía que era un hombre duro que aceptaba el crédito que no se merecía y tuvo miedo que su señor lo tratara injustamente. Ninguna persona creyente en Jesús se siente de esa manera acerca de Jesús. Su castigo fue el ser echado en las tinieblas de afuera.

Entonces, en los cuatro casos, quienes están siendo juzgados son las personas no creyentes en Jesús y su castigo es vivir en un estado de total oscuridad en donde sentirán una angustia extrema y una desesperación máxima. El hecho de que no haya una enseñanza más amplia acerca de las tinieblas de afuera en algún otro lugar de la Biblia, me lleva a pensar que el Señor estaba hablando de un lugar del cual ya tenemos conocimiento, pero lo describe de una manera que nos ayuda a entender cómo se sentirá estar allí.

Recuerden, las palabras oscuridad, angustia extrema y desesperación máxima están asociadas con las tinieblas de afuera. El estar allí es por haber sido uno cortado de la presencia del Señor y de todas las demás personas, existiendo en una total oscuridad. El diccionario define angustia como una insoportable aflicción, congoja, ansiedad, temor opresivo, o sea, un estado de máxima desesperanza.

Eso, mis amigos y amigas, es la consecuencia de la incredulidad en el Señor Jesús. Ya sea que ustedes le llamen infierno, hades, gehena, lago de fuego, o tinieblas de afuera, es lo mismo, y ustedes no le desearían eso ni a su peor enemigo, ni siquiera durante una hora de tiempo. 03-05-2015.