Isaias 17: Un Oraculo Concerniente A Damasco

Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

El conflicto entre el Hezbolá e Israel está aumentando y nadie parece poder (o aun intentar) detenerlo. Los EE.UU. y Rusia han acordado que Israel tiene el derecho de defenderse a sí mismo de cualquier agresión no provocada por ellos, y aun los países árabes moderados han cuestionado los motivos de Hezbolá. En una reciente reunión de emergencia de los ministros de relaciones exteriores árabes, se produjeron divisiones pronunciadas cuando los estados árabes moderados denunciaron a Hezbolá por haber iniciado el conflicto, según el noticiario Fox.

El Ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, Saud al-Faisal, llamó las acciones de este grupo como «inesperadas, inapropiadas e irresponsables», diciéndoles a sus contrapartes: «Estas acciones harán que toda la región retroceda a como era varios años atrás, y no podemos tolerar eso».

Apoyando su instancia estaban los representantes de Egipto, Jordania, Kuwait, Irak, la Autoridad Palestina, los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, expresaron los delegados.

Los únicos que apoyan abiertamente a Hezbolá son Siria e Irán, ambos ampliamente sospechosos de haber diseñado esta confrontación en primer lugar.

Hoy (15 de Julio de 2006), el periódico de habla árabe basado en Londres, Al-Hayat, reportó que «Washington tiene información según la cual Israel le dio a Damasco 72 horas para detener la actividad de Hezbolá en la frontera entre Líbano e Israel y para que lograr la liberación de los dos soldados de las FDI que fueron secuestrados. Si esto no se logra lanzarán una ofensiva de consecuencias desastrosas».

A menos que alguien parpadee pronto, esta crisis tiene el potencial de escalar hacia el cumplimiento del Oráculo Sobre Damasco en Isaías 17. Con esto en mente, estoy posponiendo la publicación de nuestro próximo capítulo del Libro de Apocalipsis, para presentar un comentario al día sobre Isaías 17.

Profecía Sobre Damasco

«Profecía sobre Damasco. He aquí que Damasco dejará de ser ciudad, y será montón de ruinas. Las ciudades de Aroer están desamparadas, en majadas se convertirán; dormirán allí, y no habrá quien los espante» (Isaías 17:1-2).

Debido al lenguaje de estos versículos, muchos eruditos creen que esta profecía se cumplió parcialmente cuando los asirios derrotaron a los arameos y destruyeron su capital, Damasco, en el año 732 a.C. Hoy día se cree que Damasco es la ciudad más antigua del mundo que ha sido habitada de manera continua en un lapso de 5.000 años de historia y una población de dos millones de habitantes; aun así, Isaías 17:1 indica que un día dejará de existir.

Algunas personas creen que «las ciudades de Aroer» se refiere al territorio arameo al este del río Jordán, alrededor del río Arnón, que fluye hacia el Mar Muerto en el sur de Jordania. Sin embargo, la Enciclopedia Judía declara que esta frase en Isaías 17:2 probablemente se ha traducido incorrectamente, debido a su distancia geográfica de Damasco. Mientras dicen que es posible que pueda haber existido otro Aroer cerca de Damasco, lo más seguro es que el pasaje debería decir «las ciudades de allí serán abandonadas». Si esa es la traducción correcta, eso incluiría la fortaleza de Hezbolá en el Valle de la Bekaa en Líbano, el cual era parte del territorio arameo en tiempos de Isaías, y queda en línea recta entre Beirut y Damasco.

«Y cesará el socorro de Efraín, y el reino de Damasco; y lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel, dice Jehová de los ejércitos. En aquel tiempo la gloria de Jacob se atenuará, y se enflaquecerá la grosura de su carne. Y será como cuando el segador recoge la mies, y con su brazo siega las espigas; será también como el que recoge espigas en el valle de Refaim» (Isaías 17:3-5).

Este segmento habla sobre la caída de Samaria 10 años después, en el año 722 a.C., y la sistemática reubicación de todas las personas que mostraban alguna tendencia de liderazgo, a los confines del imperio asirio. Esta era una práctica común asiria para reducir la posibilidad de alguna rebelión subsiguiente entre los pueblos conquistados. Jacob y Efraín eran los nombres alternados para el Reino del Norte, y Samaria era su capital. Judá era el nombre dado al Reino del Sur, más tarde cambiado a Judea en las eras griega y romana.

«Y quedarán en él rebuscos, como cuando sacuden el olivo; dos o tres frutos en la punta de la rama, cuatro o cinco en sus ramas más fructíferas, dice Jehová Dios de Israel» (Isaías 17:6).

No todo el pueblo fue dispersado. Un remanente permaneció en la tierra, poniendo más dudas sobre la hipótesis de las «diez tribus perdidas». Fue este remanente el que llegó a llamarse los samaritanos en tiempos de Jesús. (Una rápida lectura de 2 Crónicas 11:16 muestra que todas las 12 tribus estaban representadas en el Reino del Sur de Judá al momento de la guerra civil que dividió a la nación. No hay tal cosa como las tribus perdidas. El Señor siempre ha preservado un remanente de todas las Tribus de Israel.)

«En aquel día mirará el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo de Israel. Y no mirará a los altares que hicieron sus manos, ni mirará a lo que hicieron sus dedos, ni a los símbolos de Asera, ni a las imágenes del sol. En aquel día sus ciudades fortificadas serán como los frutos que quedan en los renuevos y en las ramas, los cuales fueron dejados a causa de los hijos de Israel; y habrá desolación» (Isaías 17:7-9).

Este es otro pasaje problemático para aquellas personas que tratan de consignar toda la profecía a la historia. No existe ninguna razón para creer que los asirios se volvieron a Dios después de su conquista de Aram y de Israel. Y lejos de abandonar sus ciudades a causa de los israelitas, fueron los israelitas quienes fueron derrotados y dispersados. El aun futuro ataque sobre Damasco que causa la destrucción y el abandono de las ciudades sirias, y el eventual retorno de los sobrevivientes a su Dios, es un cumplimiento más probable. Y eso puede suceder pronto.

Los israelitas han dicho todo excepto anunciar un ataque preventivo en contra de las instalaciones nucleares iraníes. Irán y Siria suministran el dinero, el armamento y la mano de obra supervisora para los casi 16.000 misiles que el Hezbolá tiene montados en contra de Israel. Se cree que ellos han dirigido a Hezbolá para provocar este ataque y así demostrar su poder combinado como un elemento disuasorio a los planes de Israel. Pero yo no creo que nadie esperó que el nuevo gobierno de Israel, que consideraban que no tenía las agallas suficientes para este tipo de cosas, actuara con tanta fuerza. Y ahora que lo ha hecho, el occidente está mirando la posibilidad de una victoria mayor en la guerra contra el terrorismo, al tumbar uno o dos jugadores. Israel ha prometido destruir a Hezbolá antes de detenerse, y el occidente puede ver aquí la oportunidad de castigar a Siria por haber matado el ex primer ministro libanés Hariri el año pasado. Mejor manténgase sintonizado.

«Porque te olvidaste del Dios de tu salvación, y no te acordaste de la roca de tu refugio; por tanto, sembrarás plantas hermosas, y plantarás sarmiento extraño. El día que las plantes, las harás crecer, y harás que su simiente brote de mañana; pero la cosecha será arrebatada en el día de la angustia, y del dolor desesperado» (Isaías 17:10-11).

Asur, padre de los asirios, y Aram, padre de los arameos, fueron hijos de Sem. Uz, hijo de Aram, es el fundador tradicional de Damasco. El conocimiento de Dios en la memoria de estos patriarcas no puede ser cuestionado. No era que nunca lo habían conocido, sino que lo habían abandonado para inclinarse a los dioses cananeos de la región. Baal y su consorte Astoret (conocida como Asera, Astarté, Istar, Afrodita, Venus). Al presente, Siria es casi totalmente musulmana. Hasta que no retornen a su Hacedor y Salvador, ninguno de sus planes y confabulaciones prosperarán a la larga.

Pero el retornar a Él lo harán. En Isaías 19 se nos dice que en la Era del Reino habrá una carretera que se extiende desde Egipto a Asiria, y ambos estarán a la par de Israel para recibir las bendiciones del Señor (Isaías 19:23-25).

«¡Ay! multitud de muchos pueblos que harán ruido como estruendo del mar, y murmullo de naciones que harán alboroto como bramido de muchas aguas. Los pueblos harán estrépito como de ruido de muchas aguas; pero Dios los reprenderá, y huirán lejos; serán ahuyentados como el tamo de los montes delante del viento, y como el polvo delante del torbellino. Al tiempo de la tarde, he aquí la turbación, pero antes de la mañana el enemigo ya no existe. Esta es la parte de los que nos aplastan, y la suerte de los que nos saquean» (Isaías 17:12-14).

Habiendo conquistado tanto a los arameos como al Reino del Norte, los asirios pusieron su mirada sobre el Reino del Sur, Judá. El rey asirio, Senaquerib, llevó sus tropas casi literalmente hasta las puertas de Jerusalén, tan cerca que sus comandantes estaban a una distancia para poder hablarles a los defensores judíos. En la noche antes de que atacaran, el Señor envió Su ángel al campamento asirio para matar a 185.000 soldados asirios. Antes que amaneciera el resto había empacado y huido, terminando así 44 años de conquista (Isaías 37:36-38). Este momento en la historia de Israel se asemeja tanto al punto de vista judío de los últimos tiempos, que Senaquerib es visto por ellos como un tipo de anticristo, mientras que el rey de Judá, Ezequías es un modelo del Mesías.

Pero observe usted que Isaías habla de muchas naciones que están encolerizadas en contra del pueblo de Dios, no solamente Asiria, guiándonos una vez más a considerar la derrota de Senaquerib como un cumplimiento parcial de la profecía.

En este momento hay muchas naciones que están agitadas por la respuesta de Israel a los ataques de Hezbolá con misiles y por los secuestros de sus soldados. Dicen que eso es extremo y no apropiado a las circunstancias. Muchos creen que Siria pronto va a provocar una respuesta judía y el ultimátum de 72 horas de Israel puede ser la excusa. Si eso causa más intensificación de las acciones, podemos imaginar rápidamente un escenario que incluye el cumplimiento final de Isaías 17, la destrucción de Damasco.

La frase “bramido de muchas aguas (v. 12)” con frecuencia se utiliza para describir una voz fuerte. Esa intensificación ciertamente causaría un increíble bramido entre las naciones, y muchas voces fuertes.

Si usted escucha con cuidado, casi puede oír los pasos del Mesías. Actualizado 15-07-06