Joel Habla de Nuevo, Parte 3… Conclusión

Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

Habiendo Israel experimentado una plaga de langostas real, la cual él describió en el capítulo uno, Joel entendió que el Señor estaba haciendo que él la viera como una visión del tiempo del fin dirigida hacia el Día del Señor. Él empezó a escribir su descripción de esta visión en el capítulo dos, concluyéndola en el capítulo tres, el cual es el tópico de este estudio.

«Porque he aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén, reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra; y echaron suertes sobre mi pueblo, y dieron los niños por una ramera, y vendieron las niñas por vino para beber” (Joel 3:1-3).

Esta es una declaración resumida que habla de los crímenes que han sido cometidos en contra del pueblo judío durante los tiempos de los gentiles y que culmina en los juicios durante la gran tribulación seguidos de la Segunda Venida. En Jeremías 30:11 el Señor prometió destruir a todas las naciones a las cuales Israel fue esparcido en la diáspora y aquí Él agrega otro castigo por dividir Su tierra entre ellas, que es otro crimen por el cual las naciones gentiles cargan con la responsabilidad. La destrucción de las naciones gentiles es parte del castigo. El envío de los sobrevivientes al lugar preparado para el diablo y sus ángeles después del retorno del Señor completa ese castigo. ¿Cómo es que sabemos esto? La palabra hebrea para naciones aquí es Goi, la cual comúnmente se refiere a la gente que no es judía. Josafat significa Jehová juzga y su localización está en esa parte del Valle de Cedrón entre el Monte del Templo y el Monte de los Olivos. El momento del juicio es justo después de la Segunda Venida cuando el Señor juzga a las naciones (Mateo 25:31-46).

“Y también, ¿qué tengo yo con vosotras, Tiro y Sidón, y todo el territorio de Filistea? ¿Queréis vengaros de mí? Y si de mí os vengáis, bien pronto haré yo recaer la paga sobre vuestra cabeza. Porque habéis llevado mi plata y mi oro, y mis cosas preciosas y hermosas metisteis en vuestros templos; y vendisteis los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos, para alejarlos de su tierra.

He aquí yo los levantaré del lugar donde los vendisteis, y volveré vuestra paga sobre vuestra cabeza; y venderé vuestros hijos y vuestras hijas a los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, nación lejana; porque Jehová ha hablado” (Joel 3:4-8).

Vale la pena notar que los primeros nombres mencionados aquí representan a Hezbolá (Tiro y Sidón son ciudades en Líbano) y Hamas (Gaza fue una importante ciudad filistea). En los próximos versículos veremos cómo estos dos toman sus nombres mucho antes de que las naciones sean llamadas a la guerra. ¿Es esta una pista sobre la destrucción de estos vecinos antagónicos de Israel y que puede preceder los mejor conocidos como juicios del tiempo del fin? Si eso es así, esto nos da otra evidencia de que la batalla del Salmo 83 será antes que la de Ezequiel 38-39.

¿Y qué es esta referencia a los griegos? Ellos no llegaron sino hasta 400 años después de que Joel escribió estas palabras. Un vistazo al lenguaje original nos lleva a uno de esos momentos en que exclamamos “¡Ajá!” La palabra hebrea traducida “griegos” literalmente significa sedimento o lodo. Es una forma de la misma palabra utilizada en Daniel 2:41 para describir uno de los materiales de los que estaban compuestos los pies de la estatua de Nabucodonosor, barro cocido. Esa estatua representaba el dominio gentil, cuatro reinos que regirían el mundo desde el tiempo de Daniel hasta la Segunda Venida.

El Imperio Romano bíblico fue el responsable de causar la dispersión de los judíos por todo el mundo. Estaba representado por las dos piernas de hierro de la estatua. Los pies son la versión del tiempo final, la cual llamamos el Imperio Romano Restablecido. Al final de la era una Roca cortada no con manos (el Mesías) aplastará todo lo que esta estatua representa, y lo hará de tal manera que la convertirá en polvo que se lo lleva el viento para nunca más ser vista (Daniel 2:44-45). Dado el contexto del mensaje de Joel, yo creo que sería apropiado mirar la palabra griegos como una representación de la versión del dominio gentil durante los tiempos del fin. Como ya lo podemos ver, existe un esfuerzo concertado para dividir la Tierra Prometida y aun se está hablando de enviarlos lejos de su hogar natal.

Los sabeos ocuparon la parte sur de la península de Arabia lo que hoy día se conoce como Yemen. El momento real del cumplimiento de esta profecía no se nos ha revelado. Quizás la presente guerra entre Yemen y Arabia Saudita nos pueda ofrecer algunas pistas. Irán y los EE.UU. ya están tomando lados (opuestos), y las fuerzas especiales de Jordania se han involucrado en esta guerra.

“Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra. Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy. Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos; haz venir allí, oh Jehová, a tus fuertes. Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor” (Joel 3:9-12).

El forjar los azadones en espadas y las hoces en lanzas es exactamente lo opuesto de Isaías 2:4 en donde las espadas se vuelven en rejas de arados y las lanzas en hoces al inicio del reino de paz del Señor. Esto significa que la peor guerra que nos lleva al final de la era está aun en el futuro, de acuerdo con esta narración que hace Joel. Recordemos que el Valle de Josafat es parte del Valle de Cedrón entre el Monte del Templo y el Monte de los Olivos. Queda justo al este de Jerusalén, de tal manera que las naciones se estarán alineando allí para la batalla por el control de Jerusalén, y de todo el planeta.

“Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos” (Joel 3:13).

Este pensamiento se lleva directamente a Apocalipsis 14:14-20 en donde se le llama la Siega de la Tierra. En las afueras de Jerusalén, la sangre fluye como un río que crece hasta los frenos de los caballos, y que se extiende por 280 kilómetros que es la distancia entre Har Meguido, que es el escenario de Armagedón, y Petra, en donde el remanente de creyentes de Israel estará protegido.

“Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión. El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel” (Joel 3:14-16).

Este es más lenguaje del tiempo del fin. Esta vez viene de Mateo 24:29 (el sol y la luna se oscurecerán) y de Zacarías 14:2-3, que dice:

“Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla.”

El punto que es obvio al llamarle el Valle de la Decisión es que al presentarse para esta batalla, las naciones habrán decidido tomar las armas en contra del Todopoderoso para cumplir así con el Salmo 2:1-3. Pero yo creo que hay un sentido en el que la frase “valle de la decisión” también se refiere a Mateo 24:22 en donde el Señor dijo en efecto que si Él no le ponía fin a la destrucción de esos días, ninguna alma se salvaría en la gran tribulación. Pero a causa de los elegidos Él le pondría fin a eso. Juan lo explica en Apocalipsis 19:

Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre:

REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes.

Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos (Apocalipsis 19:11-21).

Eso debería ser suficiente.

Bendiciones Para El Pueblo de Dios

“Y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que habito en Sion, mi santo monte; y Jerusalén será santa, y extraños no pasarán más por ella.

Sucederá en aquel tiempo, que los montes destilarán mosto, y los collados fluirán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán aguas; y saldrá una fuente de la casa de Jehová, y regará el valle de Sitim” (Joel 3:17-18).

En nuestro estudio de Los Tiempos del Fin Según Isaías vimos la belleza en la que la Tierra se convertirá luego del retorno del Señor. Joel solamente ofreció un corto resumen de esta recreación milagrosa.

“Egipto será destruido, y Edom será vuelto en desierto asolado, por la injuria hecha a los hijos de Judá; porque derramaron en su tierra sangre inocente. Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por generación y generación. Y limpiaré la sangre de los que no había limpiado; y Jehová morará en Sion” (Joel 3:19-21).

Después de la golpiza que recibió, cuando Jesús todo ensangrentado estuvo frente a Pilatos, pero sin inclinarse ante él, el pueblo respondió ante la oferta de Pilatos de liberarlo, gritando “Crucifícalo”. Pilato tomó agua y de manera simbólica se lavó las manos sobre este asunto.

Él dijo, “Yo soy inocente de la sangre de este hombre, es la responsabilidad de ustedes”.

Y toda la gente respondió, “Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos”.

Y así ha sido desde entonces. Quién sabe cuántos judíos han muerto debido a la culpabilidad por la sangre que expresaron cayera sobre ellos en ese momento. (Mateo 27:22-25)

Pero un día, pronto, todo eso quedará atrás. Hacia el final de la gran tribulación, ellos pedirán oficialmente Su retorno, como lo profetizó Oseas 6:1-2. Zacarías 12:10 dice que en respuesta, Dios va a derramar Su Espíritu de gracia y de oración, y mirarán a Él a quien traspasaron, en un reconocimiento, aunque bien tardío, de su Mesías. Algunos dicen que la confesión pública de ellos, escrita por Isaías ya hace tanto tiempo atrás, es la que seguirá.

No hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros (Isaías 53:2-6).

Luego, finalmente, ellos llorarán como se llora por el hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. En ese día habrá gran llanto en Jerusalén, y por toda la tierra, la gente hará lamentación (Zacarías 12:11-14). Su culpabilidad por esa sangre, la cual Dios no ha perdonado, les será perdonada entonces, y el Señor una vez más morará en Sión (Ezequiel 43:6-7). ¡Aleluya! 19/12/2009.