Los Reyes del Norte y del Sur

Un Comentario por Jack Kelley

“Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará” (Daniel 11:40).

En este versículo están a la vista tres reyes, y sus identidades deben de ser descubiertas para poder entender completamente lo que va a suceder en los días que nos llevan al final. Ellos son los Reyes del Norte, los Reyes del Sur, y uno que se identifica en Daniel 11:36 como el rey que se engrandece a sí mismo. Nosotros le llamamos el anticristo. Toda la narración comprendida en Daniel 11:4-35 se ha desarrollado con una discusión sobre varias generaciones de los reyes del norte y los reyes del sur, pero este rey no es de ninguno de los anteriores, sino que los vence a ambos.

Pero primero, los Reyes del Norte. La visión en Daniel 11 fue dada en el año 536 a.C. y comienza cuando un ángel le dice a Daniel lo que le va a suceder al reino persa, que en ese momento estaba en el poder. Después de tres reyes persas más, se levantará un cuarto rey, uno especialmente rico y poderoso. Este rey persa, a quien conocemos como Jerjes I, tomó como su reina a la mujer judía conocida como Hadasa, llamada Ester en el idioma persa (Ester 2:16-17). Él formó un ejército poderoso e intentó infructuosamente conquistar a Grecia en el año 480 a.C. Pero (cerca de 150 años) después, las cosas cambiarán y un rey de Grecia conquistaría el imperio persa. Esto vio su cumplimiento con Alejandro Magno.

Luego se le dice a Daniel que en efecto el reino de Alejandro se dividirá en cuatro partes, según los cuatro vientos del cielo, no quedándole a su hijo. (Después de la muerte de Alejandro, sus cuatro generales se dividieron el reino entre ellos.) Los siguientes 30 versículos se dedican a las familias de dos de esos generales, Seleuco, conocido en Daniel 11 como el primer rey del norte, y Ptolomeo, el primer rey del sur. En los primeros 35 versículos de Daniel 11 se encuentran 135 profecías históricamente confirmadas, la mayoría teniendo que ver con los descendientes de estos dos hombres. Los otros dos generales, Casandro (el occidente) y Lisímaco (el oriente) no son mencionados aquí, pero de hecho, Casandro regresó a su tierra natal y reinó sobre Macedonia, y Lisímaco eventualmente perdió su porción porque se la quitó Seleuco.

Así, los primeros reyes del norte y del sur fueron Seleuco y Ptolomeo. En cuanto a los territorios, Seleuco eventualmente obtuvo el control de lo que hoy día conocemos como Siria, Líbano, Irak, Irán, Afganistán, Paquistán y algunas partes de Turquía. Reinando por un tiempo desde Babilonia en el moderno Irak, construyó una nueva capital 30 kilómetros al sureste sobre el río Tigris, y la llamó Seleucia. Ptolomeo tomó Libia, Egipto, Sudán, Israel y Jordania, y escogió Alejandría en Egipto como su capital.

A través de sus descendientes, estos dos reyes pelearon entre sí, durante los siguientes cientos de años, por el control del mundo conocido. Entonces Daniel 11:33-35 nos trae la revuelta de los macabeos cuando el último de los reyes importantes del norte, Antíoco IV Epífanes fue derrotado.

De la Historia a la Profecía
Hasta ahora este ha sido un relato de la historia. Pero empezando en el versículo 36 nos adelantamos rápidamente hacia el tiempo del fin, cuando las versiones modernas de estos dos reyes irán tras el anticristo. ¿Qué les hará hacer eso? Aquí es donde nos volvemos un poco más especulativos. Existe una creciente evidencia que sugiere que una lucha está surgiendo entre los árabes musulmanes y los árabes no musulmanes por el control del emergente imperio islámico. La meta del islam es llegar a formar un imperio mundial islámico, o como le llaman, un califato, por lo cual existe una furiosa competencia para ver quién puede formarlo. Esta competencia pone a Irán y a los países aliados a él, en oposición a Egipto y sus aliados. El grupo de Irán está principalmente formado por no árabes y chiítas, y el grupo de Egipto está formado principalmente por árabes y sunitas.

No debe de sorprenderles a los estudiosos de la profecía saber que el grupo de Irán comprende un territorio casi idéntico al territorio que tenía el rey del norte bíblico, y que el grupo de Egipto es el equivalente moderno al del rey del sur, agregándole Arabia Saudita. (Todos los países involucrados, siendo Siria la gran anomalía aquí, hablan árabe y son predominantemente sunitas. Quizás es por eso que se ha reportado que Irán tiene un plan de contingencia para deponer a Bashar Assad si es necesario.)

Pero debemos recordar que según Daniel 12:1 aquí estamos hablando sobre el inicio de la gran tribulación. Tanto Isaías 17 como Ezequiel 38-39 sucederán antes de que esta competencia por la supremacía musulmana se lleve a cabo. Esto nos dice que mientras Siria dejará de ser un factor luego de Isaías 17 y ni siquiera se le menciona en Ezequiel 38, Irán no será destruido anticipadamente ni por los EE.UU. o por Israel, o ambos en conjunto (aun si se hiciera un intento), ni será completamente eliminado debido a la batalla de Ezequiel, y se recuperará para contender por la supremacía musulmana.

La frase de Ezequiel “y enviaré fuego” (Ezequiel 39:6), la cual muchas personas creen que es una referencia a una guerra nuclear, está dirigida a Magog, a las costas distantes (en algún lado más allá del Mediterráneo) y al campo de batalla en Israel. No se hace mención alguna de cualquier destrucción en Persia (Irán).

Cualesquiera que fueran los ejércitos iraníes que participan en Israel, serán diezmados, pero si la tendencia del presente continúa, mientras que Irán asume el papel de líder y Rusia provee el armamento, es Hezbolá, los palestinos, y los “mujajiden” de todo el mundo islámico, quienes aportarán la mayoría del elemento humano.

Las personas que siguen la política del Medio Oriente pueden observar la competencia entre estos dos grupos por la supremacía islámica. Por ejemplo, ¿recuerdan cómo Osama bin Laden, un sunita de Arabia Saudita, condenó a los chiítas de Hezbolá por haber ido “prematuramente” a la guerra en contra de Israel en el verano de 2006? A pesar de que Israel es su enemigo común, él le advirtió al mundo musulmán que no apoyaran la acción de Hezbolá, a pesar de que Hamás es sunita. Para poder ganar esta competencia, se tiene que controlar Jerusalén. Todo el posicionamiento de Irán con Hamás, Siria, y Hezbolá, está dirigido a ese fin. (Recientemente Irán invitó a los líderes de 10 grupos terroristas palestinos a Teherán para discutir las maneras de poder re-unificar el fracturado movimiento palestino, con la esperanza de poder re-insertarse en la política del área.)

Si este punto de vista está en lo cierto, debemos esperar que se desarrolle más competencia entre estos grupos, llegando al punto en el que al comienzo de la gran tribulación solamente un rey superior en poder y autoridad que ambos, logre finalmente unirlos. Este rey superior tendría que ser un personaje islámico con un derecho aun mayor para dirigir el califato que el que tenía el rey del norte y el rey del sur, y aun así, no se darían por vencidos sin presentar una batalla.

Una Perspectiva No Tradicional
Por supuesto que este punto de vista alega que la religión mundial de los últimos días sería el islam, y no una versión del catolicismo ni del panteísmo de la nueva era. Y la hace más factible cuando emerja el anticristo, puesto que este saldrá de la pierna oriental del imperio romano, y no de oeste. Constantinopla (Estambul) también es conocida como una ciudad sobre siete montes, es la antigua capital del imperio romano y también fácilmente puede cumplir con la profecía de Apocalipsis 17:9, como lo hace Roma.

Conforme los detalles de la escatología islámica se hacen más conocidos, los estudiosos de la profecía están descubriendo asombrosas similitudes entre las descripciones de al Madi, algunas veces llamado el Mesías islámico, o el Doceavo Imán, y un personaje que los cristianos llaman el anticristo. Yo he mencionado eso en artículos anteriores, cómo en sus respectivas profecías, ambos suben a escena durante un tiempo de gran agitación en la tierra, y ambos afirman su deseo de restablecer la paz, ambos tienen un reinado de siete años, ambos son la cabeza de una sola religión mundial y de un solo gobierno mundial, ambos afirman tener orígenes sobrenaturales, y ambos reinos terminan con una batalla entre el bien y el mal con lo cual se produce el juicio final en la tierra.

“También invadirá nuestro hermoso país, y muchos países caerán bajo su poder, aunque Edom y Moab y los jefes de Amón escaparán de sus manos. Extenderá su poder sobre muchos países, y ni Egipto podrá salvarse. Se adueñará de los tesoros de oro y plata de Egipto, y de todas sus riquezas, y también someterá a los libios y a los etíopes [Sudán]” (Daniel 11:41-43).

Este punto de vista también produce la primera explicación plausible que yo he visto del porqué a Daniel se le dijo que la actual Jordania sería perdonada durante la “santa” campaña de este gran califa, de someter a todo el mundo bajo su dominio, a pesar de que Egipto, Libia y Sudán serán obligados a someterse. Los musulmanes sunitas creen que este califa tiene que ser un árabe de la familia hashemita de la cual el actual rey de Jordania, Abdula II, es el patriarca. Esto ayuda a explicar la extraordinaria influencia que Abdula II tiene sobre los asuntos del Medio Oriente y porqué él, de manera “no oficial” controla el Monte del Templo. Los hashemitas una vez dominaron todo el Medio Oriente y fueron los custodios de todos los lugares santos de los musulmanes.

Yo no estoy diciendo que Abdula II es el anticristo. Recuerden que Daniel 11:41 dice que Jordania y sus líderes serán librados del control del anticristo. Yo creo que su reino será dejado solo como una deferencia a su genealogía como el cuadragésimo tercer descendiente directo del profeta a través de la hija de Mahoma, Fátima. De manera increíble, de una forma que solamente Dios puede hacer, un área montañosa a una distancia como de tres horas en automóvil, al sur de Aman, capital de Jordania, se encuentra el sitio perfecto de refugio para proteger a los judíos creyentes durante la gran tribulación.

Este punto de vista explica el porqué, a pesar de todas las formas más rápidas y fáciles disponibles para ejecutar a las personas, la que Apocalipsis menciona es la decapitación. Solamente de manera reciente es que nos hemos enterado de la preferencia que tienen los terroristas islámicos por este método de ejecución. Durante generaciones los eruditos bíblicos fueron ridiculizados por insistir en un entendimiento literal de la decapitación como el método de ejecución durante el tiempo de la tribulación. Todo eso cambió cuando entramos en Irak.

El error más grande que el occidente comete es ignorar las corrientes religiosas ocultas en el Medio Oriente islámico. Como lo han demostrado los palestinos y los iraquíes, y los libaneses están por hacerlo, los musulmanes siempre escogerán ser gobernados por la ley islámica en lugar de la democracia al estilo occidental., si se les da la oportunidad. Su religión les enseña que la ley islámica es más justa. Y la meta del islam es establecer un califato mundial en el que solamente habría dos clases de personas, aquellas que se someten y las que son el blanco de la ejecución.

Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase (Apocalipsis 13:15).

Y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años (Apocalipsis 20:4).

Si ustedes escuchan con cuidado, ya casi se oyen los pasos del Mesías. 08/09/2007