Los Tiempos Del Fin Según Isaías… Parte 4

Miércoles 21 de agosto de 2019

Un Estudio Bíblico por Jack Kelley.

Este artículo sobre Los Tiempos Del Fin Según Isaías, se trata de Babilonia. El hecho de que he incluido Isaías 13:1-14:23 en esta serie demuestra mi creencia de que Babilonia nunca ha sido destruida de la forma como nos lo describe aquí Isaías, y que existe un papel principal en los tiempos del fin para esta ciudad antigua. En toda la Biblia, la única ciudad que se menciona con más frecuencia es Jerusalén. De hecho, algunas personas han ido tan lejos como para caracterizar la Biblia como «Una Historia De Dos Ciudades», Babilonia la ciudad de Satanás, versus Jerusalén, la ciudad de Dios. Y no es de sorprendernos pues ambas están siempre en disputa.

Babilonia es el origen de toda religión y mitología falsas, y de todo intento para negar y derrotar la verdad de la Palabra de Dios. Es el lugar en donde el hombre se rebeló en contra de Dios al principio de la era. ¿Por qué, entonces, es tan difícil que la gente crea que Babilonia volverá a levantarse a un lugar prominente para la rebelión del hombre al final de la era? ¿No es Satanás la fuerza motivadora detrás de la rebelión del hombre? Aquellas personas que quieren alegorizar las referencias de Babilonia de los últimos tiempos, simplemente no están entendiendo el significado espiritual de esta gran ciudad. De la misma manera como le sucederá a quien le pertenece la ciudad, Babilonia fue, ahora no lo es, pero volverá a ser de nuevo, e irá a la destrucción (Apocalipsis 17:8).

Isaías 13… Una Profecía En Contra de Babilonia

Profecía sobre Babilonia, revelada a Isaías hijo de Amoz.

Levanten bandera sobre un alto monte; alcen la voz a ellos, alcen la mano, para que entren por puertas de príncipes. Yo mandé a mis consagrados, asimismo llamé a mis valientes para mi ira, a los que se alegran con mi gloria.

Estruendo de multitud en los montes, como de mucho pueblo; estruendo de ruido de reinos, de naciones reunidas; Jehová de los ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla.

Vienen de lejana tierra, de lo postrero de los cielos, Jehová y los instrumentos de su ira, para destruir toda la tierra.

Aúllen, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso. Por tanto, toda mano se debilitará, y desfallecerá todo corazón de hombre, y se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán de ellos; tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de llamas.

El día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor.

Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes. Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre (Isaías 13:1-12).

Isaías comienza con una declaración general al identificar cuando será la destrucción final de Babilonia. Será durante el tiempo cuando el Señor juzgue el mundo por sus maldades, un tiempo generalmente llamado el Día del Señor, o la Gran Tribulación. Y para asegurarse de que entendemos esto, vemos las mismas referencias sobre el sol, la luna y las estrellas en Mateo 24:29 en donde se señala el final de la Gran Tribulación.

Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira.

Y como gacela perseguida, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su tierra. Cualquiera que sea hallado será alanceado; y cualquiera que por ellos sea tomado, caerá a espada. Sus niños serán estrellados delante de ellos; sus casas serán saqueadas, y violadas sus mujeres. Yo despierto contra ellos a los medos, que no se ocuparán de la plata, ni codiciarán oro. Con arco tirarán a los niños, y no tendrán misericordia del fruto del vientre, ni su ojo perdonará a los hijos (Isaías 13:13-18).

Los medos eran socios con los persas que conquistaron Babilonia en el año 539 a.C. Pero nada de lo que se describe aquí sucedió en ese tiempo. Como lo predijo Isaías 45, los medos y los persas tomaron babilonia sin encontrar ninguna oposición. De hecho, pasaron varios días antes de que los residentes se dieran cuenta de que se habían convertido en una ciudad persa. Los medos, llamados los curdos hoy día, son un pueblo feroz independiente cuya tierra de origen se encuentra entre las fronteras de Turquía, Irán e Irak. Habiendo sido perseguidos por estos tres países, particularmente Irak, no se va a necesitar de ninguna motivación especial para que ellos salden su cuenta pendiente con Babilonia cuando sea el tiempo apropiado.

Y Babilonia, hermosura de reinos y ornamento de la grandeza de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó Dios. Nunca más será habitada, ni se habitará en ella de generación en generación; ni levantará allí tienda el árabe, ni pastores tendrán allí majada.

Sino que dormirán allí las fieras del desierto, y sus casas se llenarán de hurones; allí habitarán avestruces, y allí saltarán las cabras salvajes. En sus palacios aullarán hienas, y chacales en sus casas de deleite; y cercano a llegar está su tiempo, y sus días no se alargarán (Isaías 13:19-22).

Las ruinas de Sodoma y Gomorra no fueron descubiertas sino hasta siglos después de que habían desaparecido en un voraz incendio que las dejó en cenizas. La evidencia ha mostrado que bolas de azufre con una temperatura de hasta 5.000 grados Centígrados, llovieron del cielo quemando todo lo que estaba a la vista y derritiendo la arena hasta convertirla en vidrio. Todo el ecosistema pereció y la tierra se volvió en un páramo completamente árido, para nunca más ser habitada.

En contraste con esto, Babilonia fue continuamente habitada después de su captura, primero por los persas, que la hicieron capital de una provincia, y luego por los griegos cuando conquistaron a los persas. Alejandro Magno murió allí después de haber conquistado el mundo conocido. Babilonia permaneció siendo una provincia durante las varias repeticiones del Imperio Persa hasta el año 650 d.C., casi por 1.200 años después de que fue primeramente conquistada. Hoy día un pequeño pueblo llamado Al-Hillah se levanta entre las ruinas antiguas.

A mediados de la década de los años de 1980, Sadam Hussein gastó millones en un proyecto de restauración convirtiendo a Babilonia en una ciudad ceremonial, para celebrar bodas y otros eventos especiales. Hoy día los líderes de Irak tienen planes para terminar la restauración de Babilonia, haciéndola un centro cultural completo con centros comerciales, hoteles y quizás un parque temático. El gobierno de los EE.UU. recientemente donó la suma de $700 mil para financiar estudios sobre la renovación de la ciudad. El plan consiste en que un día millones de personas visiten Babilonia de nuevo.

El lenguaje original de este pasaje contiene palabras que se cree son nombres de demonios. Los nombres de animales se dice que fueron sustituidos para hacer que el pasaje lo entendieran las mentes occidentales.

Isaías 14… El Rey De Babilonia

Porque Jehová tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel, y lo hará reposar en su tierra; y a ellos se unirán extranjeros, y se juntarán a la familia de Jacob.

Y los tomarán los pueblos, y los traerán a su lugar; y la casa de Israel los poseerá por siervos y criadas en la tierra de Jehová; y cautivarán a los que los cautivaron, y señorearán sobre los que los oprimieron (Isaías 14:1-2).

En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado (Jeremías 50:20).

Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por generación y generación. Y limpiaré la sangre de los que no había limpiado; y Jehová morará en Sion (Joel 3:20-21).

Isaías 14 comienza con un recordatorio de que al final de la era Dios recordará a Su pueblo y los traerá de vuelta a la tierra que Él les prometió que sería de ellos para siempre. Muchos pobladores serían convertidos al judaísmo de entre los gentiles de Europa, los cuales trabajarían a la par de los descendientes de las 12 tribus para reconstruir el país. Ya hemos visto cómo naciones gentiles como Inglaterra y los EE.UU. han ayudado para que esto suceda. Pronto, los enemigos que los oprimen hoy día les estarán sujetos y aun serán sus siervos.

Otras profecías que aun están por cumplirse, mencionan un día cuando el Señor perdonará completamente a Israel al punto de que aquellas personas que lancen acusaciones en su contra no hallarán nada. Es difícil imaginar cómo un cambio de esa naturaleza puede suceder. Zacarías explica cómo eso va a ser posible:

Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los habitantes de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito (Zacarías 12:10).

Una vez que los ojos de la nación sean abiertos al Mesías, es como si fuera el amanecer de un nuevo día. Ellos se darán cuenta de que Su sangre cubrió aun su pecado por haberla derramado, y Él una vez más, estará complacido y morará entre ellos, pero esta vez será para siempre (Ezequiel 43:7). Y ahora, volvamos a Babilonia.

Y en el día que Jehová te dé reposo de tu trabajo y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te hicieron servir, pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo paró el opresor, cómo acabó la ciudad codiciosa de oro! Quebrantó Jehová el báculo de los impíos, el cetro de los señores; el que hería a los pueblos con furor, con llaga permanente, el que se enseñoreaba de las naciones con ira, y las perseguía con crueldad.

Toda la tierra está en reposo y en paz; se cantaron alabanzas. Aun los cipreses se regocijaron a causa de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú pereciste, no ha subido cortador contra nosotros (Isaías 14:3-8).

En el capítulo 13 vimos la destrucción de la ciudad. Ahora el Señor hace que Isaías se vuelva hacia el que ha causado todos los problemas en el mundo. Como veremos, el Señor no está hablando de Nabucodonosor, ni siquiera del anticristo.

El Seol abajo se espantó de ti; despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de las naciones.

Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros?

Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán (Isaías 14:9-11).

El rey de Babilonia se unirá a aquellas personas que tontamente han decidido seguirlo a través de las épocas. Todos los poderosos del mundo finalmente verán que él no era mejor que ellos. A pesar de que les había prometido grandes cosas, aun «todos los reinos del mundo», al final él no podrá salvarse a sí mismo de la ira de Dios, y compartirá su miserable destino.

¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.

Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo (Isaías 14:12-14).

En el versículo 12, Lucero, o Lucifer, es una palabra que significa «portador de la luz», y se deriva de la traducción al latín (Vulgata) de este versículo. La frase en hebreo es «Jeilel ben Shakar», que probablemente es el verdadero nombre del diablo. Jeilel se deriva de una raíz hebrea que significa «brillar» en el sentido de alardear tontamente o hacer un show de uno mismo. Es el origen del título «el que brilla». Ben significa «hijo» y shakar significa «amanecer». De esta manera la frase Jeilel ben Shakar significa «el que brilla, hijo de la mañana».

Cuando la Biblia fue traducida al Latín en los años 382-384 d.C., Jerónimo utilizó la palabra Lucifer para jeilel en Isaías 14:12, otorgándole así un nuevo nombre al diablo. Algunas traducciones posteriores utilizan «estrella de la mañana» de manera incorrecta, quizás para evitar referirse a este personaje. Pero el verdadero Lucero de la Mañana es Jesús como escribió Pedro en 2 Pedro 1:19 y como el mismo Jesús lo expresó en Apocalipsis 22:16, la Estrella Resplandeciente de la Mañana. (Siendo una palabra latina, el nombre de Lucifer no se encuentra en las Escrituras Hebreas. El nombre Satanás viene directamente del hebreo satán, que significa «adversario», y esto tanpoco es su verdadero nombre, sino que es parte de la descripción de su trabajo.)

Habiendo establecido que en realidad lo que el Señor tenía en mente era a Satanás y no al rey terrenal de Babilonia, Isaías luego revela la base de su rebelión. Satanás se propuso ascender al cielo para asentar su trono (un trono de poder) sobre todos los demás ángeles, para sentarse en el monte del testimonio, en las alturas más elevadas. Eso quiere decir que él quería ser oficialmente reconocido superior a todo el ejército angelical y ser objeto de su adoración y alabanza, y aun más allá de eso, hacerse igual a Dios, en por lo menos un aspecto.

Semejante Al Altísimo

Yo creo que Isaías utilizó el título del Altísimo para referirse a Dios con la intención de demostrar que Satanás no se engañó a sí mismo creyendo que él podría ser reconocido como el Creador. El primer uso de la frase Dios Altísimo en relación con Dios aparece en Génesis 14:18. Luego, en el versículo 19, Melquisedec bendijo a Abraham en nombre del Dios Altísimo, llamándolo Creador de los cielos y la tierra. Satanás no estaba tratando de reemplazar a Dios como Creador de la Tierra. Lo que quería era posesionarse de ella con todo lo que tenía.

Cuando no pudo obtenerla de manera legítima, la robó al hacer que Adán y Eva desobedecieran a Dios. Esto lo sabemos porque en las tentaciones del desierto, él le ofreció al Señor todos los reinos del mundo, aduciendo que se le habían entregado a él (Lucas 4:6). Y cuando el Señor rechazó esa oferta, el diablo no la disputó. Por eso es que Jesús llamó a Satanás «el príncipe de este mundo» (Juan 12:31; 14:30; 16:11), por eso es que Pablo escribió que él es «el dios de este siglo» (2 Corintios 4:4) y que Juan escribiera, «el mundo entero está bajo el maligno» (1 Juan 5:19). Y también es por eso que Pablo escribió que el Señor redimirá la creación, y no solamente a usted y a mí (Romanos 8:19-21). Con Su sangre Él redimió todo lo que Adán había perdido.

Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos; que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?

Todos los reyes de las naciones, todos ellos yacen con honra cada uno en su lugar; pero tú echado eres de tu sepulcro como vástago abominable, como vestido de muertos pasados a espada, que descendieron al fondo de la sepultura; como cuerpo muerto hollado.

No serás contado con ellos en la sepultura; porque tú destruiste tu tierra, mataste a tu pueblo. No será nombrada para siempre la descendencia de los malignos. Preparen a sus hijos para el matadero, por la maldad de sus padres; no se levanten, ni posean la tierra, ni llenen de ciudades la faz del mundo (Isaías 14:15-21).

En el pensamiento del Medio Oriente, matar a un hombre no es lo peor que se le puede hacer. Lo peor que se le puede hacer es negarle una sepultura después de muerto. Satanás va a pasar los 1000 años de la Era del Reino entre los cadáveres podridos de sus seguidores, negándosele la cortesía de tener su propia tumba. En contraste con el Renuevo Justo, él se ha convertido en el renuevo desechado. Por medio del engaño obtuvo la tierra y sus habitantes, pero destruyó a uno y mató al otro. Al final de los 1000 años, él y sus seguidores serán levantados de los muertos, pero para ser destruidos, no para ser herederos (Apocalipsis 20:7-15).

Porque yo me levantaré contra ellos, dice Jehová de los ejércitos, y raeré de Babilonia el nombre y el remanente, hijo y nieto, dice Jehová.

Y la convertiré en posesión de erizos, y en lagunas de agua [pantanos]; y la barreré con escobas de destrucción, dice Jehová de los ejércitos (Isaías 14:22-23).

Este pasaje termina con una repetición del mensaje inicial. Babilonia será destruida, pero al leer sobre lo extenso de su destrucción es que sabemos que eso aun no ha sucedido. Jeremías 50-51 narra la misma historia pero con mayores detalles, con lo cual se confirma la narración de Isaías. Y para su versión de la destrucción de Babilonia (Apocalipsis 18) Juan tomó prestado el lenguaje de estos dos profetas. Entonces, queda claro que todos estaban hablando del mismo evento. Por el testimonio de dos o tres testigos un asunto queda establecido (Deuteronomio 19:15). Más la próxima vez. 31/01/2009.