Joel Habla De Nuevo

Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano (Joel 2:1).

Joel podría ser llamado el profeta desconocido porque fuera de su libro en tres capítulos y una referencia en Hechos 2:16, no se dice más de él en ningún otro lado; ni en la Biblia ni en los libros de historia. Su padre Petuel (su nombre significa visión de Dios) también era desconocido. En ausencia de otros hechos, los eruditos se apresuran a opinar, sin que haya ningún consenso entre ellos, en cuanto al tiempo en que Joel escribió su libro. Algunos dicen que fue en el Siglo IX a.C. mientras otros afirman que fue 300 años después, luego del retorno de Babilonia. La interpretación del libro de Joel no depende de si se conoce o no la fecha correcta de su publicación, así que no tocaremos ese punto excepto para decir que la poca evidencia que existe favorece la primera fecha, cerca del año 850 a.C. El libro de Joel debió haber sido de mucho peso desde el principio, porque en los escritos de Amós, Miqueas, Sofonías, Jeremías y Ezequiel, aparecen frases tomadas del mismo.

Se ha aceptado que Joel se estaba dirigiendo a lo que se convertiría el Reino del Sur, al ver la inmensa plaga de langostas y la severa sequía que estaban devastando a Judá en ese momento, como un modelo de la Gran Tribulación. Por consiguiente, su mensaje es uno de arrepentimiento al comparar los ejércitos de langostas enviados por el Señor a juzgar a las naciones por sus pecados. A diferencia de lo que dicen algunos eruditos contemporáneos que sostienen que el Día del Señor es el tiempo de juicio sobre los gentiles mientras Israel es liberado, Joel sabía que el infiel Israel sufriría eso también. Solamente después de su juicio Israel sería restaurado. Esto es consistente con la posterior advertencia de Jeremías de que a pesar de que las naciones serán destruidas completamente durante la Gran Tribulación, Israel no quedará enteramente sin castigo sino que será disciplinado (Jeremías 30:11). Y Zacarías comparó el Día del Señor con el fuego del refinador, con el cual las impurezas de Israel serán removidas antes de que empiece la Era del Reino (Zacarías 13:9).

Con esta breve introducción veamos lo que Joel tiene que decirle a Israel al final de la era.

Joel 1, Una Invasión de Langostas

Palabra de Jehová que vino a Joel, hijo de Petuel. Oíd esto, ancianos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido esto en vuestros días, o en los días de vuestros padres? De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación (Joel 1:1-3).

El nombre de Joel significa “El Señor es Dios” y empieza declarando que lo que vamos a leer son las palabras del mismo Señor, que fluyen por medio de la pluma de Joel. El Señor le ordenó a la primera generación de lectores que le transmitieran esto a los que les seguían.

Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado (Joel 1:4).

Existen más de 24.000 variedades de langostas, algunas de ellas de un tamaño de hasta 25 centímetros y una vida entre 6 y 7 años. Algún cambio hormonal no explicado produce que salgan en enjambres inesperadamente. Cuando eso sucede realmente no vuelan sino que se dejan llevar por el viento devastando completamente el lugar en que aterrizan, terminando con toda la vegetación hasta que son llevadas por el viento de nuevo. Las personas que han experimentado una invasión de langostas afirman que los enjambres son tan grandes que oscurecen la luz del sol, y en la noche se les puede escuchar masticándolo todo desde la ventana de la casa.

Mientras que el significado exacto del hebreo no está claro aquí, parece que se están describiendo cuatro clases de langostas que llegan una tras la otra hasta que no queda nada.

Vamos a resistir la tentación de alegorizar esta plaga como algunos comentaristas hacen, que ven las cuatro clases de langostas como representativas de los cuatro reinos gentiles que eventualmente lograron la desaparición de Israel. Está muy claro que al principio Joel estaba describiendo la devastación de una plaga real de langostas. Pero a usted le quedará seguro que él estará muy pronto hablando sobre el fin de la era.

Los Borrachos

Despertad, borrachos, y llorad; gemid, todos los que bebéis vino, a causa del mosto, porque os es quitado de vuestra boca. Porque pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra; sus dientes son dientes de león, y sus muelas, muelas de león. Asoló mi vid, y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas quedaron blancas. Llora tú como joven vestida de cilicio por el marido de su juventud (Joel 1:5-8).

Las cosechas serán completamente destruidas y todas aquellas personas que habitualmente las consumen gemirán como una novia llora la pérdida de su esposo, todas las esperanzas y los sueños del matrimonio serán quitadas antes de que se puedan realizar. Esto era considerado como una de las mayores pérdidas emocionales, y los bebedores de vino experimentarán ese mismo sentimiento cuando miren que las cosechas se perdieron sin previo aviso antes de que pudieran probar el primer sorbo.

Los Sacerdotes

Desapareció de la casa de Jehová la ofrenda y la libación; los sacerdotes ministros de Jehová están de duelo. El campo está asolado, se enlutó la tierra; porque el trigo fue destruido, se secó el mosto, se perdió el aceite (Joel 1:9-10)

La ofrenda del grano era un acto voluntario de adoración en reconocimiento a la bondad y provisión de Dios. La libación acompañaba a la ofrenda quemada que se hacía dos veces al día para la protección general de la gente. La plaga de langostas hizo imposible que estas ofrendas pudieran hacerse, evitando así que la gente pudiera expresarle al Señor su adoración. En los lados opuestos del espectro social, los sacerdotes lamentarían no poder adorar, de la misma manera que los borrachos lamentaban no poder beber.

Los Granjeros

Confundíos, labradores; gemid, viñeros, por el trigo y la cebada, porque se perdió la mies del campo. La vid está seca, y pereció la higuera; el granado también, la palmera y el manzano; todos los árboles del campo se secaron, por lo cual se extinguió el gozo de los hijos de los hombres (Joel 1:11-12).

Los granjeros fueron los más afectados porque el fruto de su trabajo fue destruido antes de que pudieran cosecharlo y así reabastecer sus bodegas vacías o venderlo para obtener una ganancia. Todo un año de trabajo inútil. Algunos de ellos no tendrán suficiente grano para pasar la siguiente cosecha tampoco.

Estos tres grupos tienen el sentido de ser representativos de toda la comunidad, desde los más pobres hasta los más pudientes, incluyendo a todos los demás. Nadie escapará ileso.

Un Llamado Al Arrepentimiento

Ceñíos y lamentad, sacerdotes; gemid, ministros del altar; venid, dormid en cilicio, ministros de mi Dios; porque quitada es de la casa de vuestro Dios la ofrenda y la libación. Proclamad ayuno, convocad a asamblea; congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la casa de Jehová vuestro Dios, y clamad a Jehová. ¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso (Joel 1:13-15).

La transición fue hecha. Habiendo empezado describiendo una plaga de langostas Joel ahora ve que el Día del Señor se aproxima, y hace un llamado para que todos ayunen y oren.

¿No fue arrebatado el alimento de delante de nuestros ojos, la alegría y el placer de la casa de nuestro Dios? El grano se pudrió debajo de los terrones, los graneros fueron asolados, los alfolíes destruidos; porque se secó el trigo. ¡Cómo gimieron las bestias! ¡cuán turbados anduvieron los hatos de los bueyes, porque no tuvieron pastos! También fueron asolados los rebaños de las ovejas. A ti, oh Jehová, clamaré; porque fuego consumió los pastos del desierto, y llama abrasó todos los árboles del campo. Las bestias del campo bramarán también a ti, porque se secaron los arroyos de las aguas, y fuego consumió las praderas del desierto (Joel 1:16-20).

Al iniciar la Semana Setenta de Daniel, el anticristo hará su aparición inicial como el jinete sobre un caballo blanco (Apocalipsis 6:2). Tomará el poder bajo la apariencia de ser un pacificador (Daniel 8:25) después de la batalla de Ezequiel 38-39, y engañará a toda la gente. Pero esa es una gran mentira y mientras la gente dice “Paz y seguridad”, vendrá sobre ellos destrucción repentina y no escaparán (1 Tesalonicenses 5:3). Con la llegada del jinete sobre el caballo rojo, la paz será quitada de la Tierra y la guerra se desatará de nuevo (Apocalipsis 6:4).

Esto acarreará un tiempo de hambruna en medio de la plenitud. Habrá escasez en casi todas partes. Y si eso no fuera suficiente malo, una inflación galopante pondrá el alimento de todos los días fuera del alcance de muchas personas. Se necesitará el salario de un día de trabajo para poder alimentar una sola persona (Apocalipsis 6:6). Aquellas personas que no pueden mantenerse por sí mismas serán dejadas para morir de hambre sin que nadie pueda ayudarlas. Luego, cuando comiencen los juicios de las trompetas, una tercera parte de los árboles y la hierba verde será quemada (Apocalipsis 7:7) destruyendo los pastizales en los que los animales se alimentan.

La guerra también inutiliza los servicios públicos. Las instalaciones sanitarias dejan de trabajar. La electricidad y el agua dejan de fluir. Los hospitales no pueden manejar la carga por lo que las enfermedades de desatan sin control. La Gran Tribulación aun está por delante y sin embargo, un cuarto de la población mundial, millones de personas habrán muerto por las guerras, el hambre y las plagas. Aun los animales salvajes enloquecerán por la falta de alimentos y de agua, atacando furiosamente a los humanos para poder subsistir. (Apocalipsis 6:8). Esto ya no es meramente una plaga de langostas que sucedió hace 29 siglos. Este es un vistazo al Día del Señor, y nosotros somos la generación a la que Joel dirigió su advertencia. Manténganse en sintonía, falta mucho todavía. 05/12/09.