Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
“Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra y en Jesucristo, Su hijo, nuestro Señor; Quien fue concebido por obra del Espíritu Santo, nació de María la Virgen, padeció bajo Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos; ascendió al cielo y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso” (Extracto del Credo de los Apóstoles).
Recientemente una mujer me escribió con la siguiente pregunta: “Acabo de descubrir que algunas de mis amistades creen que cuando Jesús se hizo pecado tomó la naturaleza de Satanás y se fue al infierno en donde fue atormentado por Satanás y sus demonios hasta que Dios desde el cielo dijo ‘ya basta’ y luego el Espíritu Santo entró de nuevo en Él y así se convirtió en el primer hombre nacido de nuevo. No creo que esto sea cierto así que he estado buscando respuestas bíblicas, ¿puede usted ayudarme?”
Yo he escuchado esta enseñanza un número de veces, y estoy convencido de que contiene muchos problemas. El versículo que las amistades de esa mujer mencionaban es 2 Corintios 5:21, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” Jesús llevó sobre Sí mismo el castigo por todos los pecados que la humanidad había cometido y que cometería como si Él mismo hubiera sido culpable de todos ellos. Esto se llevó a cabo en la cruz durante las últimas tres horas de Su sufrimiento el cual acabó en Su muerte. Al convertirse en pecado por nosotros fue lo que hizo que Dios alejara Su rostro de Él, quitando la luz del mundo, y eso fue lo que hizo que Él dijera, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:45-46).
Al tomar los pecados del mundo produjo una separación entre el Padre y el Hijo lo cual nunca había sucedido antes, y mientras Jesús había cobrado ánimo en contra del abuso físico que estaba sufriendo, Él no estaba preparado para aquello. Es la única parte de toda esa terrible experiencia que Él no pudo soportar en silencio.
Al llegar al final de ese tiempo, y sabiendo que todo se había completado para que las Escrituras se cumpliesen, Él pidió algo de tomar. Luego dijo, “Todo se ha cumplido,” y expiró (Juan 19:28-30 NVI). Esto fue el fin de Su sufrimiento. Él había hecho lo que vino a hacer, y eso fue el morir por los pecados del mundo (Juan 1:29). Ya no quedaba ningún otro sufrimiento a cuenta nuestra. Esto lo confirma la palabra griega que Juan usa en la declaración del Señor. Es tetelestai, una forma en griego del verbo teleo, que significa llevar a cabo o completar. También significa pagar una deuda, y en los días del Señor eso era un término contable que significaba que nada más quedaba pendiente de la deuda. La deuda que se le debía a Dios fue pagada en su totalidad. Ya no había ningún otro motivo para que el Señor tuviese que pasar por más tormento.
Pero Hay Otro Problema
El Evangelio según Lucas hace referencia a una corta conversación que Jesús tuvo con uno de los dos hombres que estaban siendo crucificados con Él lo cual resalta otro problema. Mientras que uno de esos hombres le lanzaba insultos a Jesús, el otro declaró la inocencia del Señor y dijo, “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” (Lucas 23:39-43).
Jesús dijo que Él iba al Paraíso. Y sin embargo, el Credo de los Apóstoles citado al inicio dice que Él descendió a los infiernos. ¿Entonces, cuál es? Para tener la respuesta vayamos a la descripción más detallada de la Biblia de una experiencia de después de la vida como era antes de la cruz. Es la historia del hombre rico y Lázaro la cual encontramos en Lucas 16:19-31.
Cuéntenos Un Cuento
“Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.
Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y ustedes, de manera que los que quisieren pasar de aquí a ustedes, no pueden, ni de allá pasar acá.
Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.
Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.
Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.”
Algunas personas le llaman a esta historia una fábula, pero yo creo que es la narración de algo que realmente sucedió. Las parábolas del Señor generalmente no eran sobre personas reales sino que tenían una naturaleza hipotética. En esta historia vemos a personas reales en una situación real. Es como si Él esperara que Su audiencia supiera de quién estaba hablando.
Yo creo que el Señor estaba señalando Su propio futuro al decir que Dios nos había dado Su palabra como una guía para la vida y la muerte, pero si las personas no creen en ella, no podrán ser persuadidas aún si alguien (Él por ejemplo) regresara de entre los muertos. Debido a ello, yo soy escéptico acerca de las historias populares de la gente que afirma que han estado en el cielo o en el infierno y se les ha permitido regresar para contar su experiencia. Si Dios rehusó enviar de vuelta a Lázaro para advertirles a los cinco hermanos del hombre rico, ¿por qué ahora, de un momento a otro, Él va a permitir ahora que toda clase de personas regresen para advertirles a la gente?
Regresemos a Nuestro Asunto
Pero nuestro asunto aquí es acerca de lo que Jesús hizo después de morir, y la historia del hombre rico y Lázaro nos puede ayudar a entender eso también.
La condición espiritual de estos dos hombres no se revela en todas esas palabras. Pero por el destino de ambos podemos decir cuál era. Después de su muerte, los ángeles llevaron a Lázaro a la par de Abraham. El término era la expresión judía para un lugar de consuelo en el Seol, la morada de los muertos, la cual también se llamaba Paraíso. Ese es el lugar al cual Jesús dijo que iría en Lucas 23:43. Era el lugar en donde todos los creyentes del tiempo antes de la cruz iban hasta que la resurrección los llevó a todos al cielo. En la primera iglesia, algunas personas creían que el Paraíso era el Jardín del Edén y que no estaba ni en el Cielo ni en la Tierra. Al ser llevado allí nos indica que Lázaro había muerto creyendo en un redentor venidero que pagaría el precio por sus pecados y así calificaría para la resurrección a la vida eterna.
Cuando el hombre rico murió fue llevado al infierno. La palabra griega para infierno es Hades. Es equivalente a la palabra hebreo Seol la cual, como he mencionado antes, es la morada de los muertos. Eso significa que es el mismo lugar a donde Lázaro fue, pero mientras que Lázaro disfrutaba en un lugar de consuelo, la suerte del hombre rico era la agonía en el fuego. Esto nos dice que él nunca fue un creyente. Él podía ver a Lázaro pero no podía unírsele. El momento para elegir su destino eterno había terminado con su muerte, como lo es para todos nosotros. Hebreos 9:27 dice que hombre está destinado a morir una sola vez y después de ello se enfrenta al juicio.
El Paraíso era un lugar temporal para los creyentes, los cuales no podían entrar al cielo sino hasta que la sangre de Jesús fuese rociada sobre el altar celestial (Hebreos 9:11-12). Desde entonces todos los creyentes que mueren van directamente al Cielo (Filipenses 1:21-23; 2 Corintios 5:6-8).
La sección del Hades a la que el hombre rico llegó también es un lugar temporal. Apocalipsis 20:13 nos dice que en el juicio del Gran Trono Blanco el Hades va a entregar sus muertos y cada persona se va a enfrentar con su juicio final antes de ser lanzada al lago de fuego.
Así que a pesar de que no era de esta manera al principio, en algún momento el Hades, o infierno como le llamamos, llegó a ser conocido como el lugar en donde los incrédulos pasarán la eternidad en sufrimiento y tormento. Yo creo que este malentendido es en parte el responsable de la falsa doctrina de que Jesús fue atormentado por Satanás allí.
Cuando Jesús fue al Hades, fue como Conquistador, no como víctima. En la Biblia solamente hay dos referencias al momento de Su muerte y resurrección, y ambas apoyan esta posición. Como vimos en Lucas 23:43 Él dijo que iba al Paraíso inmediatamente después de Su muerte y estaba llevándose consigo a uno de los hombres que morían a la par de Él. Y en 1 Pedro 3:18-20 se nos dice que por el poder del Espíritu Santo Él predicó a los espíritus encarcelados allí, por lo que Él debe de haber cruzado al otro lado del Hades también. Pero eso no fue con el propósito de sufrir. Fue con el propósito de recordarles de que su castigo era justo y bien merecido.
Pero Esperen, Aún Hay Más
Finalmente, la persona que envió esa carta mencionó que sus amistades creen que Jesús se convirtió en el primer hombre vuelto a nacer después que Dios detuvo Su sufrimiento y el Espíritu Santo entró de nuevo en Él. Pero como acabamos de ver el Espíritu Santo estaba con el Señor cuando le predicó a los espíritus encarcelados. Y lo más importante es que el nacer de nuevo es el resultado cuando una persona acepta la muerte del Señor Jesús como el pago completo por todos sus pecados. Jesús nunca pecó, como tampoco tuvo una naturaleza pecaminosa. Cierto, Él se hizo pecado por nosotros, pero no tenía ninguna necesidad de nacer de nuevo. Al contrario, Él es el único que ha hecho posible que nosotros podamos nacer de nuevo.
En resumen, no existe ningún apoyo bíblico para la creencia de que el sufrimiento del Señor en nuestro nombre continuara después de Su muerte. Selah. 01/09/12