Lunes 10 de junio de 2024
P: El domingo pasado en mi iglesia, nuestro pastor habló sobre el proceso del fuego refinador y él dijo que Dios quiere que suframos para así poder purificarnos. Él usó 2 Pedro 1:6-7 para respaldar su posición. ¿Es eso correcto?
R: La analogía del “fuego refinador” se usa en el Antiguo Testamento como un modelo de la Gran Tribulación, como en Zacarías 13:8-9, para describir la purificación de Israel. Pero el contexto allí es el separar a los creyentes de los incrédulos, purificar a la nación anticipando el reino venidero, y no purificar a las personas individuales que ya son creyentes.
La Iglesia purificada en la cruz. Si alguno está en Cristo es una nueva creación, tan justo como Dios es (2 Corintios 5:17, 21). Ante los ojos del Señor hemos sido lavados en al agua de Su palabra, y estamos sin mancha ni arruga ni cualquier otra mancha, sino que somos santos y sin culpa (Efesios 5:25-27). Y así como Jesús dijo que tendríamos dificultades en este mundo (Juan 16:33) Él no las asoció con nuestra purificación. El escritor de Hebreos dijo que Dios disciplina a los que ama, pero de nuevo Su disciplina es para enseñarnos, no para purificarnos. De Hebreos 10:12-14 sabemos que por Su sólo sacrificio ofrecido una vez para siempre, el Señor nos ha hecho perfectos para siempre.
En 1 Pedro 1:6-7 Pedro les estaba escribiendo a los cristianos del siglo primero quienes habían sufrido persecución por su fe, recordándoles que su fe fue fortalecida debido a eso. Santiago escribió sobre lo mismo en Santiago 1:2-4 prometiendo aún una corona para aquellas personas que perseveren en la prueba (Santiago 1:12). Pablo también mencionó eso en varias de sus cartas, como lo hizo el escritor de Hebreos.
Las personas cristianas han sufrido persecución por su fe en distintas épocas y lugares en toda la historia, y aún hoy día leemos sobre personas cristianas que están siendo encarceladas por su fe, sacadas de sus hogares, sus iglesias son quemadas, sus familias masacradas, o viviendo en el temor de que les sucedan esas cosas. A ellas y para ellas, es a quienes estos pasajes fueron escritos. Pero esto no es común en el cristianismo en general. Y como podemos ver por los versículos anteriores, eso no es algo que Dios definitivamente requiere de nosotros.