Amando a nuestros enemigos

Q

Miércoles 26 de enero de 2022

P: Amar a nuestros enemigos es una de las exigencias más duras que debemos hacer. Por lo general, fracasamos totalmente cuando debemos amar a nuestros enemigos, aquellas personas que nos han hecho daño de maneras horrendas, y con frecuencia son las que profesan ser cristianas. ¿Cuándo es que debemos amar a nuestros enemigos, y cómo estamos supuestos a hacerlo? ¿A la distancia, o abiertamente para que todos lo vean?

A

R: Yo creo que la idea básica es evitar pagar mal con mal, porque eso nos hace ser igual de malos. Nosotros estamos supuestos a no abrigar resentimiento ni furia tampoco, porque eso es pecado y solamente nos hace daño a nosotros mismos (Efesios 4:26-27). Personalmente he llegado a darme cuenta que al pedirle al Señor que perdone a la persona que me ha hecho daño es una buena forma de quitarme el resentimiento. ¿Cómo no puedo perdonar a alguien a quien he pedido al Señor que perdone? Al pedirle a Él que también perdone mi furia, a pesar de creer que está justificada, eso también ayuda. Si yo elijo orar por esas cosas a pesar de que no siento hacerlo, muy pronto el Señor va a alinear mis sentimientos con mis elecciones y tendré paz. A esto se le llama hacer elecciones de fe, en lugar de responder de acuerdo a nuestros sentimientos, y eso nos ayuda a cumplir con el mandamiento de perdonarnos los unos a los otros como Él nos ha perdonado (Mateo 6:12).

No es necesario que uno se humille públicamente ante nuestros enemigos. Pero si la oportunidad se presenta para hacer un acto de amabilidad, debemos tomarla, sabiendo que estamos obedeciéndole al Señor. Esto hace que nuestro motivo le sea agradable a Él, por lo que la reacción de la persona es irrelevante. Recuerde, la meta no es apaciguar a nuestro enemigo. Es para demostrar nuestro amor al Señor.