Miércoles 14 de octubre de 2020
P: ¿Qué parte de la salvación tiene el arrepentimiento? Con frecuencia leemos que debemos pedir ser perdonados y creer en Jesús.
R: Esto es confuso para muchas personas porque en algún momento la palabra “arrepentirse” fue redefinida para que dijera “cambie su comportamiento”. Pero la palabra griega traducida “arrepentirse” en el Nuevo Testamento realmente significa “cambie su manera de pensar.” Se utiliza más en los evangelios y en la primera parte del Libro de Hechos cuando ya sea Jesús o los discípulos/apóstoles estaban alentando a sus escuchas judíos de arrepentirse y ser salvos.
Debido a que su audiencia había sido enseñada que guardar la Ley era el camino a la salvación, ellos necesitaban cambiar su manera de pensar y darse cuenta que necesitaban un Salvador. Esto es lo que Jesús estaba enseñando en Mateo 5:20 cuando dijo que a menos que la justicia de ellos fuera mayor que la de los fariseos, no entrarían en el Reino de los Cielos. Los fariseos habían dedicado sus vidas a guardar hasta los detalles más pequeños de la Ley, y Jesús estaba diciendo que eso no era suficiente para la salvación. Se necesitaba una justicia aún más grande que esa.
Más tarde, Pablo escribió que Dios ha dado a conocer una justicia aparte de la Ley la cual viene por la fe en Jesús a todas aquellas personas que creen, y que esta justicia es suficiente para salvarnos. (Romanos 3:21-24). Esta es la justicia a la que Jesús estaba refiriéndose.
Las personas gentiles no tenían necesidad de cambiar su manera de pensar de ser salvas a través de la Ley, sino que necesitaban cambiar su manera de pensar acerca de su comportamiento y reconocer que era pecaminoso. Esto es cierto para las personas incrédulas hoy en día también. Antes que nadie pudiera salvarse, necesitaban darse cuenta que eran personas pecadoras y creer que Jesús murió y resucitó de nuevo para que sus pecados fueran perdonados. Esto es lo que la frase “arrepentirse para ser salvos” significa.
Por consiguiente, cuando le pedimos a Jesús que fuera nuestro Salvador, el arrepentimiento había sucedido.