Avergonzado y abatido

Q

Miércoles 12 de octubre de 2022

P: Le escribo sintiéndome muy avergonzado y abatido. Yo amo al Señor Jesús pero hay un pecado en mi vida que parece que no puedo vencer.

Algunas veces siento que no he nacido de nuevo y que solamente me estoy engañando a mí mismo. Pero debo declarar que no solamente creo que Dios existe sino que sé que Él es y que solamente Jesús puede salvarme porque definitivamente yo no tengo ninguna forma de salvarme a mí mismo y que he recibido el regalo gratuito de la salvación, pero solamente para seguir avergonzándome a mí mismo y al Nombre del Señor que yo confieso. Yo sé que Satanás debe de estar riéndose y eso hace que me sienta todavía peor. Algunas veces siento como que me voy a suicidar para dejar de ser lo que soy, pero el solo hecho de negar que sea salvo y que luego me voy al infierno, en donde sé que pertenezco, me hace ver que realmente no quiero ir a ese lugar. Siempre camino esperando que el Señor me castigue, y eso se ha vuelto una expectativa.

Le he pedido al Señor que le escribiría a usted con toda honestidad y he orado para que Él le dé el consejo que usted pueda darme. No quiero seguir perdido ni perderme. Por favor ayúdeme.

A

R: Casi todas las personas cristianas tienen ese tipo de problema, algunas peor que otras. Aun el gran Pablo admitió que él no podía dejar de pecar. Romanos 7:7—8:39 se escribieron sobre ese asunto.

Básicamente Pablo dijo que no importa lo más que lo intentaba él no podía prevenir el pecado en su vida, pero que al ser salvo, Dios sabía que no era Pablo el que pecaba, sino la naturaleza pecaminosa que habita en él. Debido a que Jesús lo rescató del pecado, ya Dios no lo condena.

Las personas que viven de acuerdo con su naturaleza pecaminosa han puesto sus mentes en pecar y ya no sienten ningún remordimiento cuando lo hacen. Los que vivimos según el Espíritu hemos puesto nuestras mentes en agradar a Dios y sentimos un gran remordimiento cuando pecamos. Eso es una señal de que somos salvos. Pero en medio de ese remordimiento debemos recordar que Dios no nos ve como somos sino como seremos cuando seamos perfeccionados (2 Corintios 5:17).

Él puede hacerlo porque Jesús murió por todos los pecados de nuestras vidas, pasados, presentes y futuros. Por eso es que cuando pecamos, todo lo que tenemos que hacer es pedir perdón y de inmediato somos perdonados y limpiados de toda injusticia (1 Juan 1:9).

Si usted ha pedido perdón entonces ha sido perdonado y purificado, porque Dios es justo y fiel. La culpa que usted siente proviene de Satanás y usted debe usar sus energías resistiéndolo (Santiago 4:7-8). Él está tratando de convencerlo que usted no es digno de recibir el perdón de Dios, pero Dios ha declarado claramente que usted lo ha sido.

Romanos 8:38-39 promete que nada ni nadie nos puede separar del amor de Dios que está en Jesucristo, y eso incluye a Satanás. Y también lo incluye a usted. Deje de estar pensando en lo malo que es usted y empiece a pensar sobre lo bueno que es Dios (Filipenses 4:4-9).