¡Ayúdeme! Mi relación no honra al Señor

Q

Miércoles 5 de enero de 2022

P: Yo soy salvo y amo al Señor y lo que más deseo es honrarlo, pero estoy en una relación que no honra al Señor. Muchas veces, demasiadas para contarlas, he intentado terminar la relación. Y confieso el pecado deseando enderezar mi relación con Dios. Odio estar atrapado en esta relación y mi vida realmente es miserable debido a ello. No he podido liberarme de eso y me siento un completo fracaso ante el Señor. Odio lo que mi vida ha llegado a ser; el enredo de este pecado está drenando mi vida. ¿Por qué no puedo tener el coraje para terminarla de una vez por todas? ¿Qué esperanza me queda? Quiero pretender que me voy al Cielo cuando por las escrituras parece que estoy destinado al infierno y estoy seguro que muchas personas estarán de acuerdo que ahí es a donde terminaré yendo. Yo deseo la verdad aun si la misma es esta relación impía que me está enviando al infierno. Qué fracaso y decepción debo de ser para el Señor. No estoy pidiendo por una marca de aprobación por mi comportamiento (yo sé que es pecado) pero por favor ayúdeme a salir de esta miseria en la que me encuentro.

A

R: Las personas no son enviadas al infierno por sus pecados. Si lo fueran, todos pararíamos allí. Las personas se envían a sí mismas al infierno por rehusar aceptar el remedio que el Señor ha proveído para sus pecados, y ese es aceptar Su muerte como pago completo por su redención.

Hay muchas personas creyentes en situaciones similares a la suya, pero anímese. El hecho de que usted se siente culpable de su relación es una evidencia de que el Espíritu Santo lo está llamando para que se aleje de la misma, y con la ayuda suya Él tendrá éxito. Permanezca pidiéndole Su fuerza, porque usted ha demostrado que eso es algo que usted no puede hacer por usted mismo. Recuerde, Zacarías 4:6 dice, “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, dice el Señor Todopoderoso.” Mientras tanto asegúrese de que cada vez que usted peca, no importa la clase de pecado que sea, somos perdonados tan pronto como lo confesamos (1 Juan 1:9) porque Jesús ya ha pagado por todos los pecados de nuestras vidas (Colosenses 2:13-14).