Lunes 26 de agosto de 2024
P: Una amiga, refiriéndose a Deuteronomio 28:63, dijo que el Dios que ella conoce no se gozará de alguien que arruine y destruya y reduzca a nada a las personas. Le dije que ella se olvidaba que los caminos de Dios no eran los nuestros y que no podemos entender Sus caminos con nuestras débiles mentes. ¿Me puede dar una mejor respuesta para ella?
R: Las personas que hablan de esa forma traicionan su falta de conocimiento bíblico. En Deuteronomio 28 Moisés estaba repasando las condiciones del pacto de Israel con Dios. Los primeros 14 versículos contienen una lista de las increíbles bendiciones que Israel recibiría si eran obedientes a los términos del pacto lo cual les requería guardar los mandamientos y otras leyes que Dios les había dado. El resto del capítulo 28 se dedica a dar una explicación de los castigos que ellos sufrirían si desobedecían. Esta desobediencia se llama pecado. Antes de la cruz esta era la única relación que la gente podía tener con Dios.
Durante los siguientes cientos de años Israel pasó por distintos ciclos de increíbles bendiciones por su obediencia seguidos de serios castigos por su desobediencia. Nada de esto fue una sorpresa para Dios, pero sirvió el propósito de enseñarnos que el hombre no puede vivir de una manera que pueda complacer a Dios por mucho rato y siempre se rebelará a Sus leyes.
Cuando la historia de Israel mostró que el propósito de Dios había sido servido, Él envió a Su Hijo en la forma de un hombre para morir la muerte más horrible y dolorosa jamás inventada, para pagar el castigo por la desobediencia de la humanidad de una vez por todas. Debido a ello usted y yo no estamos en el tipo de pacto con Dios como el que tenía Israel. Nosotros recibimos solamente las bendiciones y no sufrimos ninguno de los castigos.
Las personas que entienden esto no condenan a Dios por ser tan duro con Su pueblo. Ellas saben que Él no puede pasar por alto el pecado y tiene que castigar la desobediencia. Por consiguiente ellas le agradecen a Él el haber enviado a Su Hijo para llevar el castigo de nuestra desobediencia, librándonos así para que solamente sintamos las bendiciones del amor de Dios.