Martes, 24 de noviembre de 2020
P: Me casé con una mujer católica hace más de 5 años. Tenemos dos hijas muy pequeñas. Cuanto más averiguo sobre la Iglesia Católica, más culpa me siento por asistir y permitir que mis hijas formen parte de ella. Cuando nos casamos por primera vez, ambos éramos creyentes, pero muy mundanos. Mientras me hago mayor en edad, más en serio tomo mi fe. Desafortunadamente, mi esposa no parece estar progresando en absoluto. En cualquier caso, he decidido que asistiré a una Iglesia Evangélica Libre aquí en la ciudad. Ella está de acuerdo con eso, pero no quiere que nuestras hijas crezcan fuera de la Iglesia Católica. Obviamente estamos en un callejón sin salida. ¿Qué tengo que hacer? ¿Estoy abandonando a mi familia al asistir esta nueva iglesia por mí mismo?
R: Como cabeza espiritual de su familia, es su responsabilidad ayudar a su esposa e hijas a encontrar la verdad. Lo que hagan con ella depende de ellos. Y recuerde, discutir los méritos de una religión en particular con alguien que no está de acuerdo es más probable que polarice la discusión en vez de que lo lleve a un consenso.
Incluso si usted pudiera hacerlas cambiar de iglesia, no serviría de nada si sus corazones no estuvieran listos. Eche un vistazo a la nueva iglesia, discuta con su esposa las cosas que está aprendiendo y ore para que el Espíritu Santo cambie su corazón como Él ya tiene el suyo. Sus hijas seguirán el ejemplo de sus padres.
Recuerde, el Señor quiere que todas ellas encuentren la verdad aún más que usted (1 Timoteo 2:3-4), y si le entrega el problema a Él, usted puede ayudarlo a guiarlos hacia la verdad. La paciencia y la oración son sus herramientas más poderosas.
Aquí hay un versículo para guiarlo. “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu”, dice el Señor Todopoderoso.” (Zacarías 4: 6)