Miércoles 5 de abril de 2023
P: Probablemente esta pregunta se haya planteado antes, pero ¿podría aconsejarnos CÓMO se supone que debemos orar? Me entero de personas que dicen que pasaron horas orando, etc. Bueno, no tengo tanto tiempo de para eso. Por lo general, mis oraciones continúan a lo largo del día cada vez que tengo un momento o simplemente estoy contemplando algo. Oro todas las noches, pero para ser honesto, a menudo me duermo mientras oro. ¿Es eso malo? No lo creo, ¡pero no quiero ser grosero con Dios!
Sé que debemos tener una conversación con Dios y ese es mi método. Cuando trato de sentarme o arrodillarme y orar por un período prolongado de tiempo, pierdo la concentración porque estoy demasiado atrapado en el proceso de orar y, por lo tanto, siempre pienso que estoy haciendo algo mal. Sin embargo, como usted sabe, hay algunos que piensan que debemos dedicar una hora al día, etc. a orar. ¿Hay una base bíblica para esto? Si es así, ¿cómo se supone que debemos orar? Si Dios ya sabe lo que necesitamos, ¿debemos pasar una o dos horas agradeciéndole una y otra vez? No quiero sonar frívolo, solo estoy tratando de crecer y aprender donde puedo.
R: Yo sigo la advertencia de Pablo de “orar sin cesar” de 1 Tesalonicenses 5:17. Interpreto eso que es una conversación en curso como la que tendríamos con una persona que nos acompaña o que nos asesora. Y durante años, he usado oraciones de acción de gracias para ayudarme a conciliar el sueño. Encuentro que es una buena manera de relajarme y poner las cosas que me están molestando en su perspectiva correcta y a menudo me duermo antes de que termine mis oraciones. Cuando era consultor de negocios, también usaba mi tiempo matutino para orar. Era de unos 30 minutos de duración y funcionó bien. Fue una buena manera de abrir la conversación del día y se convirtió en una parte importante de mi rutina diaria.
Hace años, me enseñaron un esquema informal para mis oraciones matutinas que siempre me ha funcionado bien. Es un acrónimo basado en el Libro de los Hechos (Acts). A = adoración. Empiezo recordándole a Dios cuán grande y maravilloso yo creo que Él es. A menudo cito pasajes de las Escrituras que he memorizado y que me ayudan a transmitir esta idea. C = confesión. Confieso cualquier cosa que me haya dejado fuera de la comunión e inmediatamente soy perdonado y restaurado (1 Juan 1:9). T = Acción de Gracias (Thanksgiving). Expreso mi gratitud por todo lo que Él ha hecho por mí. S = súplica. Finalmente, pido las cosas que quiero y necesito de Él.
El uso de este esquema me ayuda a mantener una relación adecuada con Dios, en lugar de simplemente correr hacia Él cada vez que necesito algo dejando de lado mi lista.
Si bien es cierto que Dios ya sabe lo que queremos, también es cierto que Él nos manda orar por esas cosas. Muchos creen que Él eligió la oración como Su manera de obrar a través de nosotros. Si es así, y parece serlo, entonces la oración es nuestra actividad más importante durante el día.