En un sentido, las personas que dicen que vamos a estar con el Senor despues de la muerte, y aquellas que dicen que estaremos en el suelo, ambas estan en lo correcto. Esto es porque nuestros cuerpos, los cuales son mortales y sujetos a morir, obviamente son enterrados. Pero nuestros espiritus, los cuales son inmortales y existen para siempre, dejan el cuerpo y van a estar con el Senor. 2 Corintios 5:6-8 y Filipenses 1:22-24 tocan este punto. En ambos lugares Pablo dijo, «ausentes del cuerpo, y presentes al Senor.»
Puesto que los cuerpos muertos pronto se descomponen en polvo, los espiritus de las personas creyentes que han muerto recibiran un cuerpo nuevo inmortal al momento del Rapto, mientras que los cuerpos de las personas creyentes que esten vivas, de manera instantanea, seran cambiados de mortales a inmortales.