Martes 16 de enero de 2024
P: Antes de ser un creyente nacido de nuevo solía diferenciar entre lo correcto y lo incorrecto/malvado, lo mismo que otras personas no creyentes están haciendo hoy, e incluso me abstengo de ciertas acciones incorrectas debido a tales convicciones. Creo que no fui convencido por el Espíritu Santo porque aún no era creyente. Ahora que he nacido de nuevo, creo que es el Espíritu Santo el que me convence de los errores y las malas acciones y me guía a salir de ellos. ¿Qué es lo que me estaba convenciendo antes de tener el Espíritu Santo?
R: Romanos 2:13-15 dice:
“Porque Dios no considera justos a los que simplemente oyen la ley sino a los que la obedecen. Porque cuando los paganos (gentiles), que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que la ley demanda, son ley para sí mismos, aunque no tengan la ley; y de esa manera demuestran que llevan la ley escrita en su corazón, pues su propia conciencia da testimonio, y sus propios razonamientos los acusarán o defenderán.”
Todas las personas intuitivamente conocen los requisitos de la Ley de Dios y pueden distinguir lo correcto de lo incorrecto. Esto es lo que me molesta cuando la gente dice que, si realmente somos salvos por gracia solo por la fe y si una vez salvo, siempre somos salvos, las personas cristianas estarían pecando a gusto porque sabemos que tenemos un lugar garantizado en el cielo.
Aparte del hecho de que tenemos el Espíritu Santo para guiarnos, y que tratamos de vivir de una manera agradable a Dios en agradecimiento por habernos salvado, Pablo mostró aquí que todos los seres humanos saben, por naturaleza, lo correcto de lo incorrecto, puesto que los requisitos de la ley están escritos en nuestros corazones.
Si las personas no creyentes se comportan en su mayor parte razonablemente bien, ¿cuánto más serían las creyentes que tienen el Espíritu Santo sellado dentro de ellas? El argumento de que sólo el miedo a perder nuestra salvación puede mantenernos en línea simplemente no es válido.