Consejos para orar

Q

Lunes 8 de julio de 2019

P: Cuando oro, casi siempre rezo en mi mente y no en voz alta. ¿Es necesario orar en voz alta y eso hace alguna diferencia? ¿También debería estar de rodillas al orar? ¿Hay alguna escritura para respaldar algo de esto? Me gustaría ser más efectivo cuando estoy orando y debería pensar que lo importante es lo sincero que uno es y lo que cuenta es por lo que uno está orando.

A

R: La oración en voz alta se hace principalmente en beneficio de otros que escuchan y están de acuerdo con nuestras oraciones (Mateo 18:19). De lo contrario, no hay diferencia entre la oración vocal y silenciosa. Dios escucha a ambas igual.

Inclinarse o estar de rodillas es una señal de sumisión y súplica. Es un acto de humildad y significa que reconocemos a Dios como nuestro Señor. Nos recuerda que todo lo que Él nos da es por Su misericordia, no por obligación.

No es necesario hacer esto cada vez que oramos, y algunas veces no es posible. Pero cuando es conveniente hacerlo, nos recuerda nuestro lugar en la relación. Un subordinado se inclina ante un superior.

Siempre que sea posible, creo que también es importante agradecerle a Dios por las oraciones contestadas y otras bendiciones que hemos recibido. También creo que es importante pedirle perdón por nuestros pecados. No tenemos que ser específicos acerca de ellos ya que Él ya sabe lo que son. Pero una oración general para el perdón le dice a Él que sabemos que somos pecadores y solo estamos permitidos a estar en Su presencia por la sangre de Jesús.

Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo, y nos perdonará nuestros pecados y nos purificará de toda maldad” (1 Juan 1:9).

Finalmente, esto es lo que Jesús tuvo que decir acerca de la oración.

Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Cuando ustedes estén orando, no sean repetitivos, como los gentiles (paganos), que piensan que por hablar mucho serán escuchados. No sean como ellos; porque su Padre ya sabe de lo que ustedes tienen necesidad, antes que ustedes le pidan” (Mateo 6:6-8).