¿Convertirse en Dios?

Q

Martes 2 de abril de 2019

P: Estoy involucrado en una discusión sobre cómo seremos nosotros (los creyentes nacidos de nuevo) después de ser raptados al Cielo. La discusión se está volviendo loca y algunos sugieren que “seremos como él” hasta el punto de convertirnos en Dios de igual manera que el mismo Jesús. Ellos están citando versículos en el antiguo y el nuevo testamento que involucran la palabra “gloria”, para indicar que seremos exactamente como él.

No creo que nos vamos a convertir en “Dios” como lo es nuestro Señor Jesús, ¿puedes ayudarnos?

A

R: En su carta a los Romanos, Pablo escribió: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados” (Romanos 8:16-17) y

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que sean hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó” (Romanos 8:29-30)

El apóstol Juan dijo: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él porque lo veremos tal como él es” (1 Juan 3:2).

Pablo también escribió: “Tal vez alguien pregunte: ¿Y cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? No preguntes tonterías. Lo que tú siembras no cobra vida, si antes no muere. Y lo que siembras no es lo que luego saldrá, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de algún otro grano (1 Corintios 15:35-37)

También hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero la gloria de los celestiales es una, y la de los terrenales es otra… Y así como hemos llevado la imagen del hombre terrenal, así también llevaremos la imagen del celestial” (1 Corintios 15:40, 49)

Uniendo todo esto dice que no tiene sentido especular sobre cómo seremos. Al igual que la planta no se parece en nada a la semilla, el ser celestial no se parece en nada al ser terrenal.

En lo que respecta a la igualdad con Dios, nos han hecho corregentes con Jesús, nos sentaremos con Él en su trono y nuestra apariencia se parecerá a la Suya. Pero al final del día, una cosa siempre ha sido cierta. Él es Dios y nosotros no. Así es como lo puso. “Antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí” (Isaías 43:10) “Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios” (Isaías 44:6) Y hablando de sí mismo, Jesús dijo: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último” (Apocalipsis 22:13)