Lunes 4 de septiembre de 2023
P: ¡Su sitio es fascinante! Antes que nada, soy una chica húngara, así que ¡mis disculpas por mi mal español!
Tengo problemas con los siguientes versículos: Mateo 6:14-15 dice: “Porque si ustedes perdonan a los otros sus ofensas, también su Padre celestial los perdonará a ustedes. Pero si ustedes no perdonan a los otros sus ofensas, tampoco el Padre de ustedes les perdonará sus ofensas.”
También Lucas 6:37-38. Tengo una lucha seria con el perdón de mi corazón. ¿Los sentimientos no importan en absoluto? Quiero perdonar de corazón y le pedí ayuda a Dios, pero me siento condenada por mis sentimientos equivocados hacia la persona respectiva. Y esta cosa de juzgar … Veo el grave pecado que es juzgar, ¡pero para mí eso es como un mal hábito del pensamiento! ¡Yo también lucho con eso!
Lucas 6:38 dice: “… Porque con la misma medida con que ustedes midan, serán medidos.” ¿Significa que Dios es menos compasivo (o absolutamente no compasivo) con las personas que luchan con ese pecado? Leí algo donde el autor dijo que Dios odia los de doble ánimo. ¡Lo entiendo, pero todo esto es aterrador!
Además, parece que Él insiste en que alguien con los pecados mencionados anteriormente arriesga su salvación. Él no lo declara, pero sentí que eso es lo que Él está insistiendo. Solía creer en la Seguridad Eterna (SE) pero eso es sorprendente. ¿Qué piensa usted de eso? ¿Es Dios compasivo con tales personas?
Finalmente leí “¿Por qué no puedo dejar de pecar?” Y la respuesta que usted dio me sacudió. ¿Usted dice que los sentimientos de culpa son de Satanás? Quiero decir, cuando me siento condenada y que Dios me frunce el ceño, ¿eso es siempre del diablo? ¿Y el Espíritu Santo nunca nos condena? ¡Gracias por sus respuestas!
R: Hay dos facetas en nuestra relación con Dios. Yo le llamo a una Unión. Proviene de nuestra fe y nos da nuestra salvación eterna, que nunca puede ser retirada. La otra es la Comunión. La misma se mantiene por nuestro comportamiento y nos trae las bendiciones que recibimos aquí en la Tierra. Este flujo de bendición puede ser interrumpido por nuestra incapacidad de confesar cuando pecamos porque el pecado nos separa de Dios.
En el sentido Eterno, todos nuestros pecados fueron tratados en la cruz, garantizando así nuestra salvación (Unión), pero mientras todavía estamos en la Tierra tenemos que confesar cuando pecamos para permanecer en comunión con Dios. (1 Juan 1:9) En Mateo 6 el pasaje nos dicen que nuestra falta de perdón significa que todavía estamos enojados, lo cual es un pecado (Efesios 4:26). Mientras pecamos, Dios no puede perdonarnos y estaremos fuera de Comunión. Todavía somos salvos, pero podemos vernos privados de las bendiciones que de otro modo hubiéramos recibido.
Usted no necesita esperar hasta que sienta ganas de perdonar a alguien. Puede hacerlo como un acto de obediencia. Pídale al Señor que la perdone por su enojo mientras le pide que perdone a la persona que lo ha enojado a usted. Él la ayudará a deshacerse de su ira y le devolverá a la comunión.
Hay dos sentimientos que podemos experimentar después de haber pecado. Uno es convicción y el otro es condenación. La convicción es del Espíritu Santo, que nos impulsa a confesar y ser restaurados a la comunión para que Dios pueda continuar bendiciéndonos. Su propósito es acercarnos a Dios. La condenación viene de Satanás, tratando de convencernos de que no somos buenos y que Dios nunca nos perdonará. Su propósito es mantenernos alejados de Dios haciéndonos sentir culpables.
Tan pronto como confesamos nuestros pecados, somos perdonados y el pecado se olvida, ya que Dios nos purifica inmediatamente de toda injusticia. Cualquier mal sentimiento que tengamos después de eso son sentimientos de culpa que provienen de Satanás.
Entonces, si usted se está acercando a Dios, está sintiendo la convicción del Espíritu Santo. Pero si tiene ganas de esconderse de Dios y comienza a dudar de su amor por usted, está sintiendo la condena del diablo. Reprenda esos sentimientos en el nombre de Jesús. Resista al diablo y él huirá de usted.
Dios conoce todos los pecados que usted ha cometido o cometerá, y la ama lo suficiente como para haber muerto por usted de todos modos. No hay nada que usted pueda hacer para que Él cambie de opinión sobre usted. (Romanos 8:38-39)