Martes 3 de diciembre de 2019
P: Gracias por su asombroso sitio web. En el último párrafo de su artículo sobre el “Salmo 83” usted dijo que cualquier pecado no confesado perjudicará nuestra relación con Dios. ¿Cómo sabemos nosotros cuál puede ser ese pecado no confesado? Cuando oro, yo confieso todos mis pecados que me son conocidos y le pido a Dios que me perdone de todos ellos y de cualquier otro pecado que no sepa que he cometido. ¿Todavía estoy fuera de comunión con Él debido a que no confesé esos pecados que no recuerdo por su nombre?
R: No. El Señor no le va a meter en un tecnicismo. Él conoce si la intención de su corazón es la de confesar, y si lo es, usted está cubierta. De lo que yo estaba hablando era de un pecado que sabemos que hemos cometido pero rehusamos confesarlo por una razón u otra, como orgullo, terquedad, o algún otro sentimiento de auto justificación.
Yo siempre he creído que la oración de David en el Salmo 19 es una buena oración para la confesión.
¿Acaso hay quien reconozca sus propios errores? ¡Perdóname por los que no puedo recordar! ¡No permitas que la soberbia domine a este siervo tuyo! ¡Líbrame de cometer grandes pecados, y nadie podrá entonces culparme de nada! Tú, Señor, eres mi roca y mi redentor; ¡agrádate de mis palabras y de mis pensamientos! (Salmo 19:12-14).
David estaba diciendo que no siempre conocemos las maneras cómo pecamos, pero Dios sí las conoce y nos perdonará por nuestros pecados desconocidos cuando se lo pedimos en fe.