Lunes 7 de febrero de 2022
P: En esta economía cualquier trabajo es un buen trabajo, ¿cierto? Yo he trabajado en un lugar en donde le he orado a Dios durante 8 años que me saque de allí. Finalmente renuncié a mi trabajo y fui reemplazada. ¿Pero en realidad entregué mi trabajo? Yo he estado dentro y fuera de ese trabajo un sinnúmero de veces durante el último año, y he ayudado gratuitamente a mi reemplazo muchas veces en ese trabajo. Pero ahora, mi antiguo patrono quiere contratarme de vuelta ya que mi reemplazo renunció. ¿Debería regresar a ese trabajo? Ahora nos hemos mudado y la distancia al trabajo es mayor que antes. La tensión y las metas diarias eran enormes al punto de producir daños en la salud. Mi esposo no quiere que yo regrese.
R: Sin conocer todas las circunstancias, solamente puedo responder basándome en lo que usted me ha dicho. Usted dijo que le oró a Dios para que la sacara de ese trabajo, pero luego usted renunció. ¿El Señor le dijo que renunciara, o usted simplemente se cansó de esperar Su respuesta a sus oraciones?
Luego usted dijo que regresó periódicamente para ofrecer ayuda gratuita al trabajo por el que a usted le pagaban. Así que aún si el Señor le hubiera dicho que renunciara, en realidad usted no lo hizo. Al brindar esta asistencia gratuita usted ha estado mostrando que realmente no quería dejar ese trabajo.
Por consiguiente, no debe de sorprenderse que su antiguo patrono la quiera de vuelta. ¿Ha pensado usted negociar una mejora en sus condiciones de trabajo y pedir más salario para cubrir sus gastos adicionales? Si ese es el caso usted le sería más valiosa a él de lo que usted piensa.
La pregunta que usted debe hacerse es si las condiciones mejoradas y un mayor ingreso harían que el trabajo fuera más agradable. Si eso es así, entonces dígale que usted necesita regresar. Si no, tome eso como una señal de que usted no está supuesta a estar allí y siga adelante.