Miércoles, 18 de abril de 2018
P: Mateo 5:29-30 dice: “Por tanto, si tu ojo derecho te hace caer en pecado, sácatelo y deshazte de él; es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te hace caer en pecado, córtatela, y deshazte de ella; es mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.” ¿Quería Jesús literalmente que nos mutiláramos a nosotros mismos?
A: Este pasaje es obviamente simbólico, porque el impulso de pecar no se origina en la parte del cuerpo que ofende. Incluso hombres ciegos codician mujeres y hombres sin manos codician las posesiones de los demás. El pecado se origina en el corazón del ser humano. Solo Dios puede “cortar” nuestros corazones y darnos otros nuevos (Ezequiel 36:26). El Señor estaba demostrando la inutilidad de tratar de eliminar el pecado de nuestras vidas con nuestras propias fuerzas. Esa es la razón por la que necesitamos un Salvador.