¿Dios elige a nuestros líderes? Seguimiento

Q

Martes, 30 de octubre de 2018

P: Le escribo respondiendo a su respuesta a la pregunta “¿Dios elige a nuestros líderes?” (Al menos creo que esa fue la redacción de la pregunta). ¡De su respuesta tengo la sensación de que usted no cree que Dios tiene el control total de todo! ¿Me podría aclarar esto?

A

R: Creo que la Biblia argumenta convincentemente en contra de la idea de que Dios tiene el control total de todo y planeo abordar eso en un próximo artículo principal. Pero por ahora me limitaré a la elección de nuestros líderes.

Recientemente, leí un comentario de un hombre que dijo que cree que el titular de cada oficina pública desde el más simple hasta el presidente es personalmente seleccionado por Dios. Luego dijo que ve su voto como una oración para que Dios seleccione a Su candidato.

¿Ve el problema aquí? De acuerdo con Isaías 46:9-10, Dios conoce el fin desde el principio. Entonces, si Dios selecciona personalmente a cada líder, ya sabe qué candidato seleccionará y nuestro voto no tiene sentido. Y dado que el titular de la oficina es siempre la persona que recibió la mayoría de los votos, entonces Dios ya debe haberse asegurado de que se emitieran suficientes votos para que su candidato se convierta en el ganador. Si ese es el caso, entonces, ¿qué importa por quién votamos, o incluso si votamos, porque el resultado ya se ha decidido? En mi opinión, toda la teoría es defectuosa.

En tiempos bíblicos, las personas buscaban la voluntad de Dios a través del Sumo Sacerdote. No había voto popular. La única vez que Dios seleccionó a un candidato para el cargo y le dio a la gente el derecho al voto, el resultado fue que ellos rechazaron a su Hijo (Salmo 2:1-6). Pronto Él presentará a Su Hijo nuevamente y esta vez no habrá una votación.

Mientras tanto, creo que votar es un deber patriótico que solo involucra a la religión en la medida en que las convicciones religiosas de los candidatos se convierten en el factor distintivo entre ellos. La votación es una oportunidad para expresar nuestra opinión sobre cuestiones terrenales que son prácticamente únicas en el mundo. Y a pesar de los mejores esfuerzos de los políticos a lo largo de nuestra historia, nuestro voto aún cuenta, aunque sea un poquito.