Dios nuestro sanador. Seguimiento

Q

Viernes 24 de septiembre de 2021

P: Ciertamente tiene sentido lo que usted dijo acerca de Isaías 53:4-5 (en Dios nuestro Sanador). Nunca he visto a alguien que sea curado a pesar de que yo creo que toda la curación es espiritual y proviene de Dios.

Si Él lo cura a usted como usted dijo, entonces, ¿por qué Él no curó al apóstol Pablo, y por qué Él no curó a (un renombrado autor cristiano)? ¿Por qué Él cura a ciertas personas? Yo sé que Él no tiene preferencias. Yo quisiera poder saber la respuesta. Yo sé que usted es un varón de Dios porque ha contestado tantas preguntas que le he hecho.

A

R: Yo no tengo conocimiento de primera mano sobre las circunstancias de (ese autor), pero sí sé acerca de que Dios sí curó a Pablo varias veces y lo levantó de los muertos por lo menos en una ocasión. La interpretación de 2 Corintios 12:7-9 que Dios rehusó curar a Pablo es patentemente incorrecta, ya que un sencillo estudio casual, combinado con la lógica simple, lo demuestra. Seguidamente un par de ejemplos para respaldar esa conclusión.

En 2 Corintios 11:23-25 Pablo enumeró algunos de sus principales ataques físicos. Entre estos está el haber recibido 39 latigazos en 5 ocasiones diferentes.. Esto es como el castigo que Jesús recibió el cual fue mostrado tan gráficamente en la película La Pasión del Cristo. Puesto que con ese castigo se arrancan toda la piel y los músculos de la espada de la víctima, muchos hombres no sobrevivían la flagelación, pero Pablo la sobrevivió en cinco ocasiones.

Después de una flagelación de esas, Pablo y Silas fueron encarcelados. A la media noche, cuando oraban y entonaban himnos de alabanza, las puertas de la prisión se abrieron, y el carcelero los llevó a su casa para que él y su familia fueran salvos. En la mañana fueron escoltados para salir del pueblo y caminaron 40 kilómetros hasta el siguiente pueblo. La única mención de un tratamiento fue cuando el carcelero limpió sus heridas. No tuvieron tiempo para sanar de esa flagelación y ni siquiera pudieron tener una noche para poder dormir decentemente (Hechos 16:22-39). ¿Cómo puede uno explicar esto sin llegar a la conclusión de que Dios curó?

En 2 Corintios 11:23-25 Pablo también dijo que él había sido apedreado. Eso sucedió en Hechos 14:19-20. La lapidación era el método judío de ejecución. Consistía en inmovilizar a la persona y luego un grupo de hombres le lanzaba piedras hasta matarlo. Luego de haber lapidado a Pablo, lo arrastraron fuera de la ciudad y dejaron su cuerpo al lado del camino para que los animales salvajes se lo comieran. Pero después que un grupo de discípulos se “reunió a su alrededor” Pablo se levantó y volvió a entrar a la ciudad. A la mañana siguiente inició un viaje de 95 kilómetros hacia la siguiente ciudad.

¿Hay algún tratamiento médico que ellos le pudieron haber aplicado a Pablo, aún si él hubiera estado totalmente muerto, para que pudiera levantarse de inmediato y caminar de vuelta a su casa para seguidamente empezar un arduo viaje sin haber tenido tiempo para recuperarse? ¿O es que ellos oraron sobre su cuerpo pidiéndole a Dios que lo levantara y lo curara?

La idea avanzada por algunas personas de que Pablo tenía una enfermedad en los ojos llamada oftalmia (una afección causada por el flujo copioso de pus de los ojos de la víctima, el cual corría por su rostro, y que está en segundo lugar de gravedad después de la lepra) para luego estar de pie ante las multitudes enseñándoles acerca de la gracia de Dios y de Su poder milagroso mientras admitía que este mismo Dios había rehusado curarlo de esa enfermedad, es tan absurda que desafía la imaginación. Esto ni siquiera considera el hecho de que esa enfermedad habría hecho que Pablo fuera ceremonialmente impuro y requería su aislamiento de la sociedad judía.

El “aguijón” en la carne de Pablo que Dios rehusó quitarle, al decir que Su gracia era suficiente para él, era la amenaza constante de las golpizas como las que él describió. La palabra griega traducida como aguijón significa “abofetear o golpear con el puño; castigar.”) Dios le estaba diciendo a Pablo que las golpizas continuarían, pero que Él lo curaría cada vez como una demostración de Su poder.

Algunas personas usan la Palabra de Dios para nutrir y fortalecer su fe. Otras hacen mal uso de la misma para justificar su falta de fe. Si aún una sola persona es curada por medo de la oración, entonces la palabra de Dios, en lugares como Santiago 5:14-16, es confiable. Nuestra oración debe ser como la del hombre que tenía un hijo epiléptico, “¡Creo! ¡Ayúdame en mi incredulidad!” (Marcos 9:24).