Divorciarse de un incrédulo

Q

Martes 28 de mayo de 2019

P: Me preguntaba si podría darme algo de luz y algunas respuestas sobre algunas de las preguntas que tengo sobre el divorcio. Después de 20 largos años, mi marido incrédulo quiere dejarme y quiere el divorcio. Solo hemos mantenido el matrimonio durante tanto tiempo porque 1 Corintios 7 dice que debo mantenerme en el matrimonio por si acaso él finalmente sea salvo, y por los niños que ahora son ya personas adultas. Esta semana él admitió que quería dejarme, pero estamos en una situación financiera muy difícil y es mejor si yo solicito el divorcio ya que puedo obtener asistencia legal con los costos, mientras que él no puede. Pero yo soy la que solicito el divorcio, ¿será como si yo lo dejara a él? O, porque él quería dejarme de todos modos, ¿no importa?

A

R: Desde una perspectiva bíblica, no importa quién presente los documentos de divorcio. Esa es una disposición de la ley del ser humano, no de Dios. Lo que importa es si su marido no creyente ha decidido dejarla. En 1 Corintios 7:13 Pablo escribió: “Y si el esposo de alguna hermana no es creyente, pero él consiente en vivir con ella, tampoco ésta debe abandonarlo.” En 1 Corintios 7:15 dijo: “Pero si el no creyente quiere separarse, que lo haga; en ese caso, el hermano o la hermana no están obligados a mantener esa relación, pues Dios nos llamó a vivir en paz.”

Por cierto, 1 Corintios no aconseja a una esposa creyente permanecer en un matrimonio con un incrédulo con la esperanza de poder salvarlo. En 1 Corintios 7:16 Pablo concluyó el pensamiento diciendo: “Porque ¿cómo sabes tú, mujer, si acaso salvarás a tu esposo? ¿O cómo sabes tú, hombre, si acaso salvarás a tu esposa?

Por lo tanto, siempre que sea el deseo de su marido abandonar el matrimonio, usted no está obligada a él. Puede dejarlo ir y ser libre para casarse con otra persona en el futuro, si lo desea. Si lo hace, le insto a que siga otro consejo de Pablo en 2 Corintios 6:14. Pablo escribió: “No se unan con los incrédulos en un yugo desigual. Pues ¿qué tiene en común la justicia con la injusticia? ¿O qué relación puede haber entre la luz y las tinieblas?

El matrimonio puede ser una lucha incluso cuando ambas partes son personas creyentes. Pero como usted sabe, cuando una de las partes no lo es, puede producir un nuevo grupo de dificultades.