Dudando de mi fe

Q

Martes 20 de octubre de 2020

P: Estoy luchando con varias cosas últimamente, y mi padre me dijo que le escribiera sobre ello. Este es uno de mis problemas, y no sé si solamente son ataques de Satanás o qué, porque constantemente no estoy seguro si soy un hijo de Dios, y me siento muy temeroso. ¿Cuál es la diferencia entre duda e incredulidad? Tengo miedo de no tener la fe para ser salvo, y me entra un temor terrible al corazón. ¿Me puede aconsejar?

A

R: Una gran diferencia entre duda e incredulidad es que una persona incrédula no tendría el sentimiento de temor que usted describe. Solamente las personas creyentes pueden estar temerosas de no tener la fe para ser salvas, porque solamente las personas creyentes saben lo terrible que sería no ser salvas.

En Efesios 2:8-9 Pablo dijo que la fe para ser salvos es un regalo de Dios, y no de nosotros. Por eso es que Jesús pudo prometer que toda persona que pide la salvación la recibirá (Mateo 7:7-8). Podemos dudar nuestra fe pero Su regalo de la fe es más que suficiente, y Él se lo da a todo aquel que se lo pide. Si usted le ha pedido al Señor que lo salve, Él lo ha hecho, y Él le ha dado la fe para creerlo.

Por consiguiente, si usted está experimentando la incertidumbre de si es salvo o no, usted sabe que eso no proviene de Él. Tiene que ser del enemigo, el cual probablemente se está aprovechando de algún evento reciente en su vida. Quizás usted no ha hecho nada que lo haga sentirse avergonzado. O, quizás a usted se le dijo que está supuesto a sentirse de una cierta manera después de haber sido salvo, o de hacer ciertas cosas que las personas no salvas no pueden hacer, o que algo de todas esas cosas no le han sucedido a usted.

Si ese es el caso, saque su Biblia y repase los pasajes que hablan de la salvación. Si usted no sabe cómo o dónde encontrarlos, reúnase con alguna persona que los conoce. Cuando lo haga usted descubrirá que la salvación se basa solamente en lo que uno cree. Para ser salvo usted tiene que creer que es un pecador, que Jesús murió por sus pecados, que Él fue sepultado, y que Él resucitó de nuevo al tercer día (1 Corintios 15:1-4).

Manténgase leyendo y discutiendo estas cosas porque Pablo dijo, “Así que la fe proviene del oír, y el oír proviene de la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Muy pronto usted tendrá suficiente fe en su salvación que nadie podrá jamás volver a hacer que usted dude otra vez.