¿El futuro aún importa?

Q

Viernes 29 de septiembre de 2023

P: Puesto que estamos viviendo en los tiempos del fin, hay veces que me pongo a pensar si las cosas que estoy haciendo realmente importan del todo. Yo sé que debo ser un buen mayordomo de los dones y bendiciones que Dios me ha dado, pero algunas veces me desanimo. Tengo 20 años y soy estudiante universitario, y cuando pienso que el rapto va a suceder pronto, algunas veces pienso si las cosas que estoy haciendo para el futuro siquiera importan del todo si no llegan a realizarse. Honestamente, lo más pronto que nos vayamos al cielo, será mejor. Pero también me pongo triste cuando pienso que no voy a recibir ninguna recompensa en el tribunal de Cristo. No he vivido la vida lo suficiente como otras personas ni tampoco siento que he hecho mucho para el Reino de Dios.

A

R: Muchas personas jóvenes se lamentan sobre la posibilidad de que no podrán lograr las metas de sus vidas, y no es solamente debido al rapto. Algunas de ellas piensan si nuestra economía será lo suficientemente grande como para absorber de nuevo los sueños de toda la gente.

Pero la esperanza de una vida exitosa y auto dirigida en la tierra es un concepto del ser humano que nunca se ha enseñado en la Biblia. En Mateo 6:33-34 Jesús nos dijo de hacer que Su Reino y Su justicia fueran nuestra primera prioridad y de no preocuparnos sobre el futuro. Y en Romanos 12:1-2 Pablo nos aconseja de no conformarnos a este mundo sino ofrecernos como sacrificios vivos al Señor. Si esas cosas han sido ciertas durante toda la era de la Iglesia, ¿cuánto más lo serán hoy, cuando estamos al borde de que Él retorne por nosotros?

Además, las recompensas en el Tribunal de Cristo no se basan en la duración de nuestra vida cristiana. Se basan solamente en lo que hemos hecho con el tiempo que nos fue otorgado. El mejor remedio para su desánimo sería ofrecerle el resto de su vida al Señor para que la use como Él quiera. Usted se asombrará lo tanto que Él puede lograr cuando Él desea ser su socio y usted dispondrá del tiempo que le resta dentro del trato, sin mencionar las recompensas que durarán para toda la eternidad.