La palabra griega traducida ‘deseos’ en ese versiculo corresponde a lujuria. Las relaciones sexuales solamente estan permitidas dentro de los confines del matrimonio. Por consiguiente, desear un encuentro sexual fuera del matrimonio es pecado, aun si se trata de una pareja imaginaria.
Santiago 1:14-15 lo deja claro. «Cada persona es tentada, cuando de sus propios malos deseos es atraida y seducida. Entonces los malos deseos, despues que han concebido, dan a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.»
El deseo es concebido y da a luz el pecado cuando empezamos a pensar hacerlo. Cuando pensamos masturbarnos estamos pecando, ya sea que lo hagamos o no.
Es importante recordar que el proposito de Dios en enviar a Su Hijo no fue para condenar al mundo sino para salvar al mundo (Juan 3:17). El quiere que entendamos que aun si pudieramos controlar nuestras acciones, no siempre podemos controlar nuestros deseos. Por consiguiente, no podemos vivir una vida libre de pecado como Dios requiere. Todos necesitamos un Salvador que pueda pagar el precio por cada pecado, aun aquellos que cometemos en nuestra mente. La Buena Noticia es que Dios envio ese Salvador, y Su nombre es Jesus.