Miércoles 10 de agosto de 2022
P: Yo tuve un padre abusivo. Cuando estaba en su lecho de muerte en el hospital él pidió que lo fuera a ver, por medio de una enfermera que me llamó. Yo no fui a verlo. Yo pienso que ahora usted sabe todo el dolor que soporté cuando crecía y no podía protegerme a mí misma. He llegado a lamentar mucho ese sentimiento de ira y le he pedido a Dios que me perdone, pero no sé si algún día llegaré a un estado en el que verdaderamente he perdonado a mi padre. Cada vez que pienso que lo he perdonado surge otro pensamiento y me vuelvo a enojar. ¿Es el perdón más como un proceso?
R: Yo creo que el perdón con frecuencia puede ser un proceso, especialmente cuando se trata de experiencias traumáticas. Aquí es cuando 2 Corintios 10:3-5 es útil. Cada vez que algún recuerdo trae de vuelta el enojo que creíamos que se nos había pasado ya, lo podemos llevar cautivo a la obediencia a Cristo.
Esto lo hacemos al hacer algo que se llama una elección de fe. Escogemos perdonar de nuevo a pesar de no sentirlo. Lo hacemos en fe que el Señor va a alinear nuestros pensamientos con nuestras elecciones.
Con el correr del tiempo eso sucederá, y pensamientos de ese tipo ya no nos afectarán. Cuando eso suceda sabremos que realmente hemos perdonado a la otra persona.
Santiago 4:7-8 dice, “Por lo tanto, sométanse a Dios; opongan resistencia al diablo, y él huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes.”