Viernes 28 de junio de 2019
P: Ahora que Jesucristo habita a través de nosotros, y S vida está en nosotros, ¿significa eso que todos nuestros problemas terrenales son Sus problemas, y todas las preocupaciones de nuestra vida terrenal son Sus preocupaciones? ¿Y entonces podemos y tenemos que confiar completamente en Él acerca de nuestra felicidad y bienestar en todo porque Él está a nuestro lado?
R: 1 Pedro 5:6-7 dice: “Por lo tanto, muestren humildad bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. Descarguen en él todas sus angustias, porque él tiene cuidado de ustedes.”
Pedro estaba escribiendo a las personas creyentes aquí en la Tierra, así que esto no se trata de nuestra salvación. Se trata de lo que viene después. Él estaba diciendo que el Señor se involucrará en nuestra vida, pero hay dos cosas que debemos hacer primero. Una, tenemos que humillarnos y quedar bajo Su mano. Eso significa que admitimos no saberlo todo después de todo, por lo que nos colocamos bajo Su dirección. Dos, tenemos que entregarle nuestras ansiedades a Él. Eso significa que las quitamos de nuestros hombros y los colocamos sobre los de Él.
Podemos hacer estas cosas confiadamente porque sabemos que Él se preocupa por nosotros y tiene nuestros mejores intereses en el corazón. Pablo dijo que, en todas las cosas, Dios obra por el bien de los que lo aman (Romanos 8:28).
En Juan 15:5, Jesús dijo que si permanecemos en Él podemos dar mucho fruto, pero aparte de Él no podemos hacer nada. Eso significa que todos se beneficiarán cuando permitamos que el Señor dirija nuestras vidas. Seremos bendecidos, las personas cuyas vidas tocamos serán bendecidas y, lo mejor de todo, la obra del Reino avanzará.
Si decidimos hacerlo, Él nos permitirá hacer las cosas a nuestra manera. Pero si le permitimos que se haga cargo, los resolverá a Su manera, asegurándonos de que siempre resulten en un beneficio para nosotros. Descubrí que dejar que Él se haga cargo significa que las cosas siempre salen mejor que si trato de hacerlo solo.
“Confía en el SEÑOR de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas” (Proverbios 3:5-6)