¿Es nuestra elección o la de Dios?

Q

Miércoles, 20 de enero de 2021

P: Recientemente leí Romanos 9 NTV. La parte con la que estoy luchando es la “prerrogativa de Dios”. La explicación se da en Romanos 9:21. Sin embargo, una vasija de barro no tiene alma, sentimientos ni emoción. No le importa lo que sea. Existe una gran diferencia. Dios obviamente puede hacer lo que quiere, pero parece que eso interferiría con su “AMOR y GRACIA para TODOS”.

Si Dios selecciona a las personas que quiere que lo acepten y selecciona a las personas que quiere que lo rechacen antes de que existan, entonces los que lo rechazan son enviados al infierno por toda la eternidad, eso definitivamente no es justo. Luego se nos dice que cómo nos atrevemos a discutir con Dios para siquiera hacer esa pregunta. Si Dios quiere que su pueblo “ELIJA” amarlo, no puede forzarlos por elección. Además, todo el concepto de difundir el Evangelio no tiene sentido más que ser uno obediente. A veces siento que soy una de esas personas que Dios eligió enviar a la destrucción.

Entonces, ¿es la salvación “posible” para todos o solo para los “elegidos”?

A

R: Mateo 7:7-8, Juan 1:12, 3:16, 6:39, Romanos 10:9, 10:13 y otros dicen que es nuestro derecho pedirle al Señor que nos salve, y que todas las personas que lo hagan serán salvas. Dios eligió a los judíos para que fueran Su pueblo, pero la Iglesia lo elige a Él para que sea nuestro Salvador. Creo que la doctrina de la elección se aplica a Israel, y que sobreponerla a la Iglesia es inconsistente con la enseñanza más clara del Señor sobre el tema de la salvación.

Romanos 8: 29-30 describe el proceso. Antes de crearnos a cualquiera de nosotros, miró hacia abajo a través del tiempo y vio a todos los que elegirían aceptar Su oferta de salvación (Él ya conocía). Luego hizo una reservación para cada uno de nosotros en Su reino (Él predestinó). En el momento apropiado de nuestras vidas, Él nos llama, sabiendo que responderemos (Él llamó). Cuando lo hacemos, Él aplica la sangre de Jesús para borrar todos nuestros pecados (Él justificó). Al final de los tiempos, Él nos llevará para estar con Él para siempre (Él glorificó). Él puede prometer que nunca perderá a ninguno de nosotros porque ya nos ha visto a todos en Su Reino con Él (Juan 6: 39-40).