Martes 24 de enero de 2023
P: Estoy preocupada por mi esposo. Él insiste en que es creyente, pero no está viviendo una vida cristiana victoriosa. Es alcohólico y se ha distanciado de toda su familia, de todos sus antiguos amigos, y yo también estoy al final de mi nivel tolerancia. Sigue preguntando por qué todo el mundo lo odia y por qué nada de lo que intenta hacer tiene éxito (monetariamente). Ha cometido fraudes en los negocios, no piensa al mentir y lo hace regularmente. He tratado de decirle que es posible que su fracaso se deba a esas mismas cosas. Él no quiere escuchar y piensa que eso es un montón de sinsentido. Por la forma en que habla y actúa, ya no estoy segura de que sea un creyente. ¿Qué piensa usted?
R: Sólo el Señor sabe con certeza si su esposo es salvo. Si bien su comportamiento hace que uno se pregunte, es lo que está en su corazón lo que cuenta. Podría estar en un estado de rebelión por su incapacidad para controlar su consumo de alcohol. Todo lo que podemos decir es que, si alguna vez fue salvo, entonces Él será salvo para siempre (Efesios 1:13-14).
Yo le sugeriría que estudie la parábola del Hijo Pródigo (Lucas 15:11-31) y ore para que el Señor haga que su esposo cambie de opinión acerca de su vida y lo lleve de regreso a su Padre, como Él lo hizo con el hijo pródigo.
Además, cuando la gente se queja de que a nadie le gusta, a menudo significa que no se gustan a ellos mismos. Aprender que Jesús los ama tal como y como son puede hacer que se vuelvan a Él y busquen el perdón por sus pecados. Tal vez usted pueda ser la única a través de quien su esposo ve el amor de Jesús.
Jesús les dijo: “No son los sanos quienes necesitan un médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Marcos 2:17)