¡Escuche al Señor!

Q

Viernes 8 de abril de 2022

P: Estoy batallando con algunos problemas de salud y estoy harto de estar tan confundido sobre a quién escuchar y quién no. Por ejemplo, he estado escuchando a varios maestros bien conocidos durante los últimos 5 años y encontré muchas de sus enseñanzas como una verdadera bendición. Sin embargo, algunas personas me han estado diciendo últimamente que estas personas son falsos maestros y que debería dejar de escucharlas. El resultado final es que estoy EXTREMADAMENTE CONFUNDIDO acerca de la curación. ¿Confieso las Escrituras sanadoras todos los días, la hablo a mi cuerpo o simplemente confío en que el Señor en su tiempo me sane y deje de comprar los libros y DVD que esta gente publicó? Además, ¿es sabio meditar diariamente en las Escrituras sanadoras?

A

R: Mi consejo es que usted deje de escuchar todas esas interpretaciones humanas conflictivas con sus diversos métodos y procedimientos. Saque su Biblia y comience a escuchar a Dios otra vez. Notará que los apóstoles no usaron las técnicas y procedimientos sofisticados que hoy enseñan muchos profesores. Su fe era tan fuerte que simplemente declararon a una persona sana en el nombre de Jesús y lo fue. Si usted cree que hay algo que impide su curación, pídale al Señor que se lo revele. Esto es entre usted y Él. Nadie más necesita estar involucrado.

La Biblia dice que es bueno meditar en las Escrituras. Ese es el consejo que el Señor le dio a Josué cuando los israelitas comenzaron la conquista de la Tierra Prometida y funcionó bien para él.

Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley. Medita en él de día y de noche, para que actúes de acuerdo con todo lo que está escrito en él. Así harás que prospere tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:8)

Y Pablo estuvo de acuerdo,

Por lo demás, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro, en todo lo amable, en todo lo que es digno de alabanza; si hay en ello alguna virtud, si hay algo que admirar, piensen en ello” (Filipenses 4:8)

Esa es una manera de “guardar la fe” y que usted pueda mantener la paz en un mundo lleno de confusión.