¿Excluida del Cielo?

Q Estaba pensando si quizas usted me puede dar alguna perspectiva sobre cuales escrituras respaldan la creencia de no entrar al Cielo si uno esta casada con una persona que ha estado casada antes y las personas con las que estuvo casada anteriormente todavia estan vivas.

Yo he estado casada durante casi 10 anos con un hombre divorciado dos veces. Sin embargo, se me ha dicho que puesto que las dos mujeres con las que se caso antes todavia estan vivas, eso me hace una adultera porque tecnicamente a los ojos de Dios, su esposa realmente es la primera senora con la que el se caso.

Ahora ambos somos salvos y lo hemos sido durante casi 3 anos, y yo no quiero que nada se interponga en nuestro camino al Cielo. ?Me podria usted ayudar a entender esto mejor?

A La Escritura que se le ha citado a usted es Mateo 5:31-32: «Tambien fue dicho: Cualquiera que se divorcia de su mujer, debe darle un certificado de divorcio. Pero yo les digo que el que se divorcia de su mujer, a no ser por causa de fornicacion, hace que ella adultere; y el que se casa con la divorciada, comete adulterio.» El repitio esta advertencia en Mateo 19:9. Como usted puede ver no han nada acerca de ser uno excluido del cielo.

El proposito de Mateo 5 es aclarar lo que constituye un pecado. En los versiculos 21-22 Jesus dijo que nuestro enojo es suficiente para hacernos culpables de homicidio. En los versiculos 27-28 El dijo que nuestra lujuria es suficiente para hacernos culpables de adulterio. Y al comparar el divorcio con el adulterio en los versiculos 31-32, El estaba identificando el divorcio como un pecado tambien.

Al mismo tiempo, Jesus estaba corrigiendo la opinion equivocada entre la gente de que mientras tuvieran un certificado de divorcio, no habian pecado al disolver el matrimonio. El nos estaba mostrando que nuestro comportamiento, aun si cumple con los requisitos externos de la ley, no es lo suficientemente bueno para escapar las penas de la ley, porque son los motivos de nuestro corazon lo que importa. Por eso es que necesitamos un Salvador.

Cuando pecamos, apelamos a Aquel que vino no a condenar al mundo sino a salvarnos de nuestros pecados, y permitir que Su sangre nos limpie de toda injusticia. Cuando lo hacemos el pecado es perdonado y la pizarra se borra. Es como si nunca hubieramos pecado (1 Juan 1:9).

No son nuestros pecados lo que nos impiden llegar al cielo. Es nuestra falta de no confesarlos para que puedan ser perdonados lo que nos impide llegar al cielo.

Si ustedes son verdaderamente salvos, entonces todos sus pecados fueron perdonados y su lugar en el cielo esta asegurado.