Explicando nuestras coronas

Q

Martes 30 de abril de 2019

P: Estaba pensando acerca de las coronas que podemos recibir. ¿Por qué queremos obtenerlas? ¿Cómo podemos tenerlas? ¿Cuándo se las daremos a Dios? ¿Todos las tendremos o algunas personas no tendrán ninguna?

A

R: Después que somos salvos y salvas, tenemos la oportunidad de ganar recompensas, o coronas, las cuales nos serán presentadas inmediatamente después del Rapto (1 Corintios 4:5). Es el mismo Señor Jesús el que va a hacer la presentación en lo que será la ceremonia más grandiosa de premiación jamás vista en la historia humana.

Esta ceremonia de premiación es algunas veces llamada el Juicio ante el Tribunal de Cristo, por la palabra griega para juicio. Pero no es el tipo de juicio que normalmente tenemos en la mente. En las olimpíadas antiguas, los jueces les otorgaban a los ganadores unas corones de hiedra (llamadas “stefanos”) por los diferentes eventos que se disputaban ante el “tribunal de juicio”, de la misma manera como las medallas son entregadas a los ganadores en nuestros días.

El Nuevo Testamento enumera cinco categorías por las que se les otorgará coronas a los ganadores calificados.

Estas coronas son identificadas como la Corona Incorruptible (de la Victoria) en 1 Corintios 9:25, la Corona de los Ganadores de Almas en Filipenses 4:1 y 1 Tesalonicenses 2:19, la Corona de Justicia en 2 Timoteo 4:8, la Corona de Vida en Santiago 1:12 y Apocalipsis 2:10, y la Corona de Gloria en 1 Pedro 5:4. Usted puede leer más acerca de cómo las obtendremos en el artículo “Cómo puede usted ganar sus coronas” (4 de junio de 2007).

Según Apocalipsis 4:10-11 nosotros vamos a entregar nuestras coronas ante el trono. Puesto que el Rapto sucede en Apocalipsis 4 y el juicio ante el Tribunal de Cristo se lleva a cabo inmediatamente después, aparentemente nosotros hacemos eso después de recibirlas. 1 Corintios 3:10-15 implica que no todas las personas recibirán coronas puesto que no es solamente lo que hacemos sino que son los motivos por lo que lo hacemos los que serán juzgados. El único motivo aceptable es el agradecimiento puro por lo que se nos ha dado, y según Juan 15:5 nuestros esfuerzos tendrán que haber sido provocados por el Señor y haberlos hecho en Su poder. Me imagino que eso es lo que va a causar que entreguemos nuestras recién recibidas coronas a los pies del Señor.