Jueves 21 de octubre de 2021
P: Le he pedido al Señor todos los días que venga a mi corazón y me perdone de todos mis pecados, pero soy un borracho. Yo clamo y pido su perdón ya que mi culpa me tiene bien agarrado pero no puedo dejar de tomar. Todo el tiempo lo pongo abajo y estoy tan asustado de que Él me va a dejar como estoy. Jesús, ¡ayúdame por favor!
R: La Biblia es clara al identificar la borrachera como un pecado, y aún va más allá para aconsejarles a otras personas creyentes que no se asocien con esa clase de personas (1 Corintios 5:11). Pero la Biblia también es clara al decir que cuando Jesús fue a la cruz Él llevó todos nuestros pecados con Él y los perdonó allí (Colosenses 2:13-14). Una vez que hemos llegado al Señor en fe y le hemos pedido que nos perdone, el Espíritu Santo viene a habitar en nosotros como un depósito que garantiza nuestra herencia (Efesios 1:13-14) y nos convertimos en una nueva creación (1 Corintios 5:17) ante Sus ojos. Desde ese momento en adelante Él mira nuestros pecados como que son producidos por nuestra naturaleza pecaminosa, y no por nosotros mismos (Romanos 7:18-20). Él puede hacer esto porque por Su sacrificio único y para siempre, Jesús nos ha hecho perfectos para siempre (Hebreos 10:12-14) y Él nunca nos alejará de Él (Juan 6:38-40), ni nos dejará (Mateo 20:20). No tome mi palabra para esto. Lea estos versículos por usted mismo.
Mientras usted continúe tomando en exceso, usted seguirá teniendo una vida llena de culpa y derrotada y fracasará en obtener la libertad y el cumplimiento que Él vino a darnos. Pero usted no tiene que dudar de la fidelidad del Señor a Su promesa de salvarlo a usted, porque una vez que usted está en Sus manos y en las manos de Su Padre nadie lo puede quitar a usted de allí (Juan 10:27-30). Y nadie lo incluye a usted mismo.
Pedirle que lo perdone es bueno, y usted debe continuar haciéndolo. Pero usted también debe pedirle que lo libere de esa atadura al alcohol, y luego busque una iglesia que patrocine un programa centrado en Cristo que lo asista. Jesús quiere que usted esté libre, y tan pronto como usted quiera hacerlo también, él estará allí mismo con usted en cada paso del camino.