La gracia y la ley

Q

Lunes 10 de enero de 2022

P: Siempre debo agradecerle por su disposición en compartir sus pensamientos en estas materias. Mi pregunta para usted es: ¿Cómo podemos ponderar el contraste entre Mateo 5:17-20 y Hechos 15:19-20 (También la mayoría de los pasajes de Hebreos). Tengo un amigo judío mesiánico que se apoya fuertemente en los versículos de Mateo, pero la mayoría de las iglesias denominacionales enseñan la teología de la Gracia (con toda razón) pero han empezado a descuidar la Ley. ¿Es algo más profundo que solamente, “las reglas nunca cambian, pero el castigo no existe”? Me cuesta mucho zarandear eso con la eliminación de la comida Kosher que a Pedro se le dio desde el Cielo, y para mí eso muestra que la regla (por lo menos en ese caso) se cambió. Sé que ese es uno de esos temas que se puede ir a cualquier extremo por lo que espero que usted me pueda proveer con un balance de las Escrituras. Gracias por su ayuda.

A

R: En Mateo 5:17-20 el Señor dijo que la Ley y los Profetas no serían abolidas por Él, sino que serían cumplidas. La Ley es el estándar para una vida justa que es lo que Dios requiere de Su pueblo. El fracaso en cumplir ese estándar trae la muerte. Jesús es el único que pudo haber cumplido con ese estándar. Al hacerlo, Él calificó para ser nuestro Redentor, llevando sobre Sí el castigo debido a nosotros por nuestras infracciones. No es que el castigo haya sido eliminado, sino que ha sido pagado por adelantado para quienes lo aceptan. Quienes no lo aceptan todavía llevan la responsabilidad y lo pagarán con sus vidas.

Los profetas dijeron sobre un Redentor venidero el cual haría eso. Por supuesto que ellos hablaron de Él. Así que Jesús cumplió la Ley y los Profetas al calificarnos para la vida eterna. Y puesto que Él hizo eso, ya nosotros no tenemos que hacerlo, pero en Hechos 15:19-20 se nos dice de abstenernos de no comer sangre y de la inmoralidad sexual. Estas dos cosas son especialmente ofensivas a Dios, ya que la vida está en la sangre (Levítico 7:14) y los pecados sexuales cometidos con el cuerpo en el cual el Señor habita (1 Corintios 6:18-20).

Las cartas de Pablo insisten fuertemente en tratar de vivir una vida agradable a Dios al adherirse a los estándares de la Ley. Pero nosotros ya no tenemos que hacer eso por temor a lograr la vida eterna. Lo hacemos por el gozo de expresar nuestro agradecimiento por haberla recibido. Esta es la distinción que algunas personas en el movimiento mesiánico fracasan en hacer.