Lunes 27 de enero de 2020
P: Yo sé lo fuertemente que usted cree en La Seguridad Eterna (SE) (Una Vez Salvos Siempre Salvos). Pero ¿qué de las personas creyentes a quienes nunca se les ha enseñado la necesidad de arrepentirse? ¿No es cierto que el no arrepentirse es evidencia del no convencimiento, lo cual significa la no conversión? Estas personas creen que son salvas para siempre, pero ¿en realidad lo son?
R: Si usted busca el significado de la palabra griega traducida ‘arrepentirse’ encontrará que el entendimiento común de arrepentirse no es consistente con la palabra griega de la que se deriva. Esa palabra es “metanoia” que literalmente significa un cambio mental acerca de algo. No está relacionada con un cambio de comportamiento.
Cada persona creyente nacida de nuevo ha cambiado su mentalidad acerca de varias cosas pertinentes a la salvación:
1.- que él o ella es una persona pecadora que necesita de un salvador y está perdida sin esperanza sin uno (Romanos 3:23).
2.- que Jesús murió por sus pecados y esa persona está de acuerdo que Él sea ese salvador (Juan 3:16),
3.- que Dios de manera inmediata e incondicional le otorga la salvación a toda aquella persona que se lo pide en fe (Mateo 7:7-8).
Estas son cosas que las personas incrédulas no aceptan. Por lo tanto, de acuerdo a un correcto entendimiento de la palabra, cada persona creyente nacida de nuevo se ha arrepentido.
Esta es la razón por la que el arrepentimiento es más fuertemente enfatizado entre los judíos (Hechos 2:38) que entre los gentiles (Romanos 10:9). A los judíos se les ha enseñado (incorrectamente) que su salvación depende únicamente de su obediencia a la Ley y necesitaban cambiar su manera de pensar acerca de su necesidad de un salvador. La mayoría de las personas gentiles no han sido del todo enseñadas sobre la necesidad de la salvación por lo que no necesitan cambiar su manera de pensar.
Es cierto que muchas personas creyentes se darán cuenta de su cambio de comportamiento después que han sido salvas. Pero esa es una respuesta a la iniciativa del Espíritu Santo y es la evidencia de su agradecimiento por el regalo gratuito que han recibido. Es el efecto de su salvación, no una condición para recibirla.