Martes 11 de agosto de 2020
P: He observado que usted utiliza Romanos 8:38-39 para justificar la Seguridad Eterna (Una vez salvos siempre salvos). Se me ha dicho que este versículo solamente enumera factores externos y no incluye nada interno de nosotros. Esto quiere decir que mientras que nada externo a nosotros puede causar que perdamos nuestra salvación, nosotros podemos renunciar a ella o devolverla por las cosas que hacemos. ¿Es cierto eso?
R: Veamos lo que dice Romanos 8:38-39 para darnos cuenta.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Nosotros estamos cubiertos en la frase “ni ninguna otra cosa creada”. Esta frase literalmente significa “toda cosa creada”. Puesto que nosotros somos una “cosa creada” estamos incluidos. Para excluirnos de eso esa frase tendría que haber dicho “ninguna otra cosa creada excepto nosotros.”
Aún si ese fue el único comentario de Pablo sobre ese asunto vemos que no fue la intención de Pablo el excluirnos. Pero de hecho Él hizo varias otras afirmaciones que son aún más específicas sobre negar la opinión de que podemos perder nuestra salvación. Por ejemplo, en 2 Corintios 1:21-22 y Efesios 1:13-14 él dijo que nuestra salvación quedó garantizada en el momento en que creímos. En 2 Corintios 1:21-22 él dijo que Dios ha tomado posesión nuestra y es Él quien nos hace estar firmes en Cristo.
Y en 2 Corintios 5:5 él dijo: “Es Dios quien nos ha hecho para este fin y nos ha dado su Espíritu como garantía de sus promesas.”
Él estaba hablando sobre el hecho de que cuando morimos entregaremos nuestros cuerpos terrenales para que nos sean dados cuerpos celestiales, algo que anhelamos hacer. La palabra griega traducida “hecho” (de hechura) en el versículo anterior significa “lograr o llevar a cabo”. Al enviar a Su Hijo a morir por nosotros, Dios logró Su meta de hacernos a la medida para poder morar con Él y envió Su Espíritu como un depósito para garantizar que eso suceda.
Uniendo esos versículos queda claro que la intención de Pablo fue la de incluirnos en Romanos 8:38-39.