Más Sobre la Vida Cristiana

Q

Jueves 22 de agosto de 2019

P: Hay algunas personas cristianas en mi Iglesia que aún cuentan chistes groseros con mucha frecuencia, son abiertamente lujuriosas, y hablan de cosas que no deberían. Siempre quieren que pase un rato con ellas, y que me “divierta”. Ahora, recientemente volví a Cristo, y todavía esperan que yo sea aquel viejo hombre que antes fui. Mi pregunta es esta: Yo sé que somos salvos por gracia por medio de la fe, y no por obras sino por la obediencia a Jesús solamente, y una vez que somos salvos, no podemos perdernos. Sin embargo, ¿no deberían estas personas estar mostrando algún remordimiento aquí? ¿No deberían quienes se llaman cristianos, estar actuando como cristianos?

A

R: En Efesios 4:20-30 Pablo dijo:

Ninguna palabra corrompida salga de la boca de ustedes, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristen al Espíritu Santo de Dios, con el cual ustedes fueron sellados para el día de la redención.”

La razón principal por la que Pablo insistía tanto de que los creyentes deben vivir de acuerdo a lo que ya han alcanzado (Filipenses 3:16) es en la forma cómo expresamos nuestra gratitud por el regalo gratuito de la salvación. Pero en Efesios 4:29-30 él nos dio otra buen a razón. Muchas personas cristianas no piensan sobre el hecho de que el Espíritu Santo está sellado en nosotros y consecuentemente observa todo nuestro comportamiento. Él oye todo lo que decimos y ve todo lo que vemos. Por respeto a Él es que no debemos tomar parte a propósito en cualquier clase de comportamiento que Él considera ser ofensivo.

Esto no significa que es un asunto tipo “hermano mayor te observa.” El Espíritu Santo sabe que somos humanos y que tenemos una naturaleza pecaminosa, y que todos nuestros pecados ya han sido perdonados, así que no tenemos que estar caminando como si estuviéramos dentro de una cáscara de huevo. Pero sí debemos estar más conscientes de lo que decimos y cómo lo decimos en cada ocasión, como resultado de nuestra cortesía hacia Él.