Ser como Jesus y tratar de seguirlo son metas que la Biblia fomenta hacer, pero su ingreso al Cielo no depende por hacer eso. El ingreso al Cielo solamente esta condicionado a que uno nazca de nuevo (Juan 3:3). Nacemos de nuevo cuando aceptamos ser pecadores y que Jesus vino a la Tierra a morir por nuestros pecados y resucito de nuevo, aceptando que Su muerte fue suficiente. Esta creencia es la que nos permite ser hijos de Dios (Juan 1:12-13), y miembros de Su familia.
Las personas creyentes que mueren antes del rapto recibiran cuerpos nuevos, perfectos e inmortales en la resurreccion. Quienes todavia estan vivas sus cuerpos presentes seran cambiados de mortales a inmortales y limpiados de toda imperfeccion. En ambos casos, para cuando lleguemos al Cielo no quedara rastro alguno de ninguna enfermedad, deformidad, o alguna otra deficiencia en nuestros cuerpos. Por consiguiente, ninguna enfermedad terrenal puede impedirle a una persona creyente entrar al Cielo.