No permitir que se turbe nuestro corazón

Q

Miércoles 22 de diciembre de 2021

P: Le escribo en este día porque mi familia está siendo golpeada muy fuertemente con una prueba tras otra, en literalmente todas las facetas de nuestras vidas. Ola tras ola nos golpea, y no hay ninguna señal de que esto se detenga en cualquier momento pronto. Estamos frustrados y, honestamente, turbados. He estado aferrándome a la paz que solamente Jesús puede dar, pero cuando leí Juan 14:27 hoy, fue la segunda parte de ese versículo lo que me dio una pausa. “No se turbe” y “ni tenga miedo” implican que tenemos una elección en esto cuando nuestro corazón se turba. ¿Me puede indicar cómo hacer para que mi corazón no se turbe?

A

R: En Juan 14:27 Jesús dijo, “No se turbe su corazón, ni tenga miedo.” Él les estaba hablando a los discípulos en vísperas de Su crucifixión. (Imagínese eso. Él los estaba confrontando la noche antes de Su ejecución.) Su punto era que tenemos una elección que hacer acerca de qué clase de pensamientos ocupan nuestra mente.

En Filipenses 4:4-8 Pablo les habló de eso largamente a las personas creyentes que estaban pasando a través de una severa persecución. Primero Él dijo que debemos regocijarnos en todo. Luego lo repitió para darle énfasis. Sin tomar en cuenta cuál sea nuestra situación o circunstancias, podemos regocijarnos en lo que el Señor ha hecho por nosotros. Él dijo de no afanarnos por nada, sino que en todo, en oración y súplica, con acción de gracias, le presentemos nuestras peticiones al Señor. Como resultado se ello recibiremos la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento. Pablo terminó diciéndonos que llenemos nuestras mentes con pensamientos deseables, pensamientos que son verdaderos, nobles, rectos, puros, amorosos, y admirables. Debemos concentrarnos en todo lo que sea excelente y valioso. Él sabía que al pensar sobre estas cosas estaríamos obligando a sacar de nuestras mentes esos pensamientos de pruebas.

En 2 Corintios 4:18 él dijo que debemos fijar nuestros ojos no en lo que se ve, lo cual es temporal, y fijarlos en lo que no se ve, lo cual es eterno. Las personas cristianas tienen el privilegio único de mantenerse enfocadas al futuro, porque sabemos qué es lo que viene. No tenemos que ser arrastrados por el presente, sino que podemos decir, “Esto también pasará.”