Viernes 25 de noviembre de 2022
P: Jesús dijo que cualquier cosa que pidamos en Su nombre nos será dado, pero se vuelve incómodo decir “en nombre de Jesús” cada vez que le agradezco a Él por algo o cuando le pido que bendiga a alguien. Me encuentro que lo digo más como una consigna en vez decirlo en reverencia. También, ¿necesitamos confesar que somos pecadores y pedir perdón cada vez que oramos? ¿O solamente una vez al día es suficiente? Encuentro que después de pasar por todas las formalidades cada vez que le hablo a Dios, algunas veces olvido qué es por lo que iba a orar. También se necesita mucha “espontaneidad” en la conversación, cuando la espontaneidad es lo que estoy tratando de añadirle a mis oraciones.
R: Hay un lugar para la estructura y la formalidad, como en la oración pública, o cuando usted está orando sobre otra persona. Pero yo creo que usted está más preocupado acerca del procedimiento en cuanto a sus oraciones personales privadas se refiere. Intente pensarlo de esta manera; en público Él es nuestro Rey, y debemos dirigirnos a Él con mayor formalidad por respeto a Su puesto. Pero en privado Él es nuestro mejor amigo y por eso es que podemos tener una conversación más íntima.
Si un mejor amigo terrenal constantemente nos acompaña, usted mantendría una conversación corrida con él. (Esa fue la intención de Pablo cuando dijo, “Oren sin cesar” en 1 Tesalonicenses 5:17.) Usted no estaría sujeto a ninguna regla formal sino que mencionaría lo que tuviera en mente. (Eso es orar conforme el Espíritu lo guía.) Si usted hizo algo que decepcionó u ofendió a su amigo usted le expresaría que lo siente mucho. (Eso es pedir perdón.) La relación privada que usted puede tener con Jesús se parece a eso.
A nosotros se nos ha dado el privilegio de ser adoptados en la familia de Dios (Juan 1:12-13). Él ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazón y ha permitido que le llamemos por Su nombre más íntimo (Gálatas 4:4-6). Él no hizo eso para atarnos a procedimientos que nos mantengan a distancia. Él hizo eso para que Él pueda tener una relación íntima con nosotros.
Si la espontaneidad es lo que usted está buscando, asegúrese que eso es lo que Él quiere también y Él está esperando que usted esté relajado y se acerque más. Cuando lo haga usted se dará cuenta de que no hay mayor gozo en la Tierra que pasar unos minutos en una conversación silenciosa con Él.
“Acérquense a Dios y Él se acercará a ustedes” (Santiago 4:8).