Lunes 12 de febrero de 2024
P: Sus artículos sobre los pecadores habituales en el cielo me perturban. Mi primer pensamiento fue: “Entonces, ¿qué sentido tiene el sacrificio de Jesús si no podemos ser vencedores?” Personalmente, por el poder de la obra del Espíritu Santo en mí (no por mi propio poder) he superado el alcoholismo, la fornicación y el tabaquismo. Tomaron muchos años de lucha, pero la obra de Dios en mi vida lo hizo. Así que mi pensamiento es que, si Jesús puede hacer esto por mí, lo hará por cualquiera mientras perseveran.
R: Alabado sea el Señor por las victorias que ha tenido en usted, pero no se haga la idea de que ya usted no es un pecador. Muchas otras personas cristianas luchan en batallas similares a la suya y también experimentan éxito, pero todavía son pecadores. Pablo no pudo vencer por completo su naturaleza pecaminosa (Romanos 7:18-19) y nosotros tampoco. Por eso necesitamos un Salvador. El objetivo del sacrificio del Señor no era hacer buenas a las personas malas. Fue para que la gente que estaba muerta pudiera vivir.
Todas las personas que están en el cielo eran pecadoras mientras estaban en la Tierra. No fue sino hasta que murieron que fueron liberadas de su naturaleza pecaminosa y se hicieron aptos para estar en la presencia del Señor.