Jueves 20 de octubre de 2022
P: En la Biblia se habla de personas que serán bendecidas para recibir visiones de eventos futuros en los últimos días. ¿Cómo vamos a compartir esas visiones sin que alguien piense que nos hemos vuelto locos? He tenido esas visiones desde el año 2000 y he tratado de hablar con unas “pocas” personas y nadie quiere ni siquiera escuchar. Sé que el mundo está lleno de incrédulos, pero estas personas están en el ministerio y ninguno está dispuesto siquiera a creer que eso podría suceder. ¿Por qué Dios le daría a alguien como yo (alguien de ninguna importancia) este regalo solo para que la gente me rechace por eso?
R: Usted se refiere a Hechos 2:17-18.
“Dios ha dicho: En los últimos días derramaré de mi Espíritu sobre toda la humanidad. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán; sus jóvenes tendrán visiones y sus ancianos tendrán sueños. En esos días derramaré de mi Espíritu sobre mis siervos y mis siervas, y también profetizarán.”
A la mayoría de las personas no les gusta escuchar malas noticias sobre el futuro. Además, Jesús dijo: “De cierto les digo que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra” (Lucas 4:24). Si eso fue cierto para Él, ¿cuánto más sería eso para nosotros? Yo le aconsejaría dos cosas. Primero, revise la Biblia y asegúrese de que las visiones que ha tenido sean consistentes con lo que dice. Si es posible, consiga a alguien de su confianza que conozca la Biblia para lo ayude.
Segundo, mantenga un registro escrito de cada visión, incluso cuándo la recibió y de qué se trató. Deje espacio para registrar cualquier cumplimiento posterior que vea, así también tendrá un registro de ello. Hacer estas cosas lo ayudará tanto a usted como a los demás a determinar la precisión de sus visiones.
Y recuerde, muchos de los profetas del Antiguo Testamento eran unos “don nadie” antes de que Dios los llamara, y Jesús fue el mejor ejemplo. Isaías 53:2-3 dice: No hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, pero sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.”