Miércoles 18 de noviembre de 2020
P: Me gusta mucho su sitio web y sé a dónde ir cuando tengo preguntas.
Cuando Jesús murió en la cruz y pagó la deuda de nuestros pecados pasados, presentes y futuros, ¿por qué debemos estar continuamente pidiendo perdón y arrepentirnos de nuestros pecados diarios si todos ya fueron cubiertos? Yo sé acerca de mantener la unión con Jesús al pedírselo, pero pedirle una y otra vez que nos perdone, ¿no sería eso como que no tenemos fe de que ya hemos sido perdonados por los mismos? ¿No sería eso mostrar que no creemos que nuestros pecados futuros ya fueron perdonados?
¿Cree usted que el Señor se pueda cansar de oírnos repitiendo lo mismo una y otra vez en nuestras oraciones y en lugar de eso oír oraciones de alabanza y nuestras oraciones para las personas que no tienen una relación con Él? Algunas veces pienso que Jesús ha oído lo mismo de parte mía por tanto tiempo que pienso si Él todavía me escucha. Gracias por estar siempre ahí para nuestras preguntas.
R: Hay dos niveles de perdón Uno nos produce la vida eterna con Dios y el otro nos produce Sus bendiciones aquí en la Tierra. Usted puede pedírselo una sola vez y estar segura de su salvación cuando muera o sea llevada en el Rapto, pero si usted también quiere mantener una relación con Él aquí en la Tierra antes de irse al cielo, usted tiene que confesarse ante Él cada vez que peca. Es como cuando usted le pide disculpas a una buena amistad si le ha hecho algo que la ha decepcionado, avergonzado, u ofendido.
Hay cuatro buenas razones para confesarnos ante Dios cuando hemos pecado, y ninguna de ellas involucra proteger nuestra salvación porque la misma no necesita ser protegida. Dios hace eso (2 Corintios 1:21). Una razón es que eso demuestra remordimiento por un comportamiento que no es consistente con nuestra relación con el Señor, otra es que nos alivia de la culpa que sentimos cuando actuamos incorrectamente, tercero, nos ayuda a ver cuándo nuestro comportamiento necesita un cambio para poder ser más agradables al Señor, y cuarto, nos ayuda a mantener el flujo de las bendiciones que recibimos de parte de Él.
Si usted se ve confesando la misma cosa una y otra vez, entonces usted ha identificado un comportamiento que debe de ser cambiado.