Cuando pecamos y no confesamos el pecado, Dios tiene que bajar nuestras defensas por dos razones. Primero, El no puede estar en la presencia del pecado, y segundo, El quiere que confesemos el pecado y si rehusamos hacerlo, El le permitira a Satanas ayudar a que eso suceda, sujeto a Sus limitantes.
Tan pronto confesamos nuestros pecados, somos perdonados, y purificados de toda injusticia (1 Juan 1:9). Las vallas vuelven a su lugar y volvemos a estar protegidos. Despues, Dios generalmente volvera el dano que Satanas nos hizo en una bendicion.
Somos salvos para toda la eternidad, pero aqui en la Tierra somos extranos detras de las lineas enemigas y necesitamos la proteccion de Dios para evitar que seamos senalados para ser atormentados. Buscando el perdon cada vez que pecamos logra eso.
Publicado el viernes 1 de marzo de 2013 a las 5:00 pm y archivado en «Preguntele a un Profesor de Biblia».