Martes 8 de febrero de 2022
P: Nuestro pastor renunció el domingo debido a lo que él dijo que fue una relación “emocional” con una mujer que no era su esposa. Algunas personas están pensando que si él se arrepiente, ¿podría regresar según los principios expresados en Mateo 18? Mi pensamiento hasta el momento es la norma que Dios dio para un obispo o diácono de ser sin mancha y que nuestro pastor ha comprometido su ministerio con esta aventura amorosa. También, algunas personas creen que debemos perdonar a aquellas personas involucradas aun si el arrepentimiento no es evidente; que eso es nuestro mandato bíblico. Aún otras personas dicen que no debemos tener ira o amargura hacia ellos, pero que no debemos perdonar lo que no se ha confesado. Yo le agradecería cualquier comentario que nos pueda ayudar sobre todo ahora que nos enfrentamos a las consecuencias de un pastor que ha caído.
R: Primero que todo aclaremos que el perdón no está condicionado a que la otra persona lo busque o lo pida. El perdón es un mandamiento. En Mateo 6:14-15 Jesús dijo, “Si ustedes perdonan a las personas sus ofensas, también su Padre celestial los perdonará a ustedes; Pero si ustedes no perdonan a las personas sus ofensas, tampoco el Padre de ustedes les perdonará sus ofensas.”
Aquí Él no estaba hablando de un perdón que produce salvación, sino del perdón que nos purifica de toda injusticia y que mantiene nuestra relación con Él, como lo refiere 1 Juan 1:9. El fracasar en perdonar a alguien es un pecado que interrumpe nuestra relación con el Señor. Las acciones de la otra persona, o la falta de las mismas, son irrelevantes a eso.
También, el perdón y la restauración son dos cosas diferentes. No me toca a mí decir si el pastor de ustedes debe de ser restablecido en su puesto. Pero sí puedo decirles que la habilidad de sanarse de este evento y seguir adelante depende de la voluntad que ustedes tengan de perdonar a la gente involucrada.