Viernes 10 de noviembre de 2023
P: Un paciente y yo estábamos discutiendo la situación de una pequeña niña que también estoy tratando y quien recientemente tuvo una cirugía mayor para luego 10 días más tarde ser internada de emergencia en el hospital para practicarle una apendectomía. Su respuesta fue la siguiente:
“Pobre niña… nunca comprenderé qué es lo que Dios tiene en mente con todo ese dolor y sufrimiento que la juventud tiene que soportar, ¿Quién podría ignorar el llanto de una niña? Parece que hemos sido olvidados y que él se ha trasladado a otro proyecto.”
Yo sé que él no es un creyente. ¿Cómo le puedo responderle de una forma que quizás pueda cambiar eso?
R: Las personas que no han tomado el tiempo para conocer a Dios y Su carácter dicen cosas como esas debido a su ignorancia. No entienden que todo el dolor y el sufrimiento en el mundo son una consecuencia del pecado del hombre y no son hechura de Dios. Ciertamente, Él no creó el mundo así.
Jesús le llamó a Satanás el príncipe de este mundo (Juan 14:30), y Pablo lo llamó el dios de este siglo (2 Corintios 4:4). Juan escribió que a pesar de que las personas creyentes son hijas de Dios el mundo entero está bajo el maligno (1 Juan 5:19). Es él el que trajo todo el dolor y el sufrimiento al mundo en un intento por destruir la creación de Dios, fue el hombre el que desobedeció a Dios y dejó que eso sucediera, y nosotros hemos estado sufriendo las consecuencias desde entonces.
Obviamente, Dios tiene el poder de ponerle fin a todo eso, y un día Él lo hará. Pero si Él lo hiciera antes del tiempo asignado, quién sabe cuántos millones de personas perderían la oportunidad de finalmente despertar y darse cuenta de quién es Él y lo que ha hecho por ellas, y tomen la decisión de unirse a Él en la eternidad.
Esto es lo que Jesús estaba hablando cuando nos dijo que en este mundo tendríamos aflicciones, pero que nos animáramos, porque Él había vencido al mundo (Juan 16:33). Las personas creyentes tienen el consuelo de saber que Dios no nos ha olvidado. Y puesto que envió a Su Hijo para morir por nuestros pecados es que podemos vivir eternamente con Él en un mundo en donde no habrá más muerte, ni llanto, ni duelo, no dolor (Apocalipsis 21:4).
Y puesto que Dios ha atrasado el día del juicio de Satanás, personas como el paciente suyo aún pueden tener la oportunidad de unirse a nosotros en esa vida.